10 · Con-Sciencias Sociales, 14(27), julio-diciembre 2022

VALOR SIMBÓLICO DEL “DERECHO A LA TIERRA”
DENTRO DEL DISCURSO DE LAS MUJERES

PRODUCTORAS DEL VALLE ALTO DE COCHABAMBA.
SYMBOLIC VALUE OF THE "RIGHT TO

LAND" WITHIN THE WOMEN PRODUCERS
DISCOURSE IN THE VALLE ALTO OF COCHABAMBA.

Ninoska Betshy Morales Lahore
nbetshymlahore@gmail.com

Esta obra está bajo una licencia de Creative
Commons CC BY-NC 4.0

MORALES, Ninoska. (2022). “Valor simbólico de “derecho a la tierra” dentro
del discurso de las mujeres productoras del Valle Alto de Cochabamba.”. Con-
sciencias Sociales, Año 14 - Nº 27 - 2.do semestre 2022 pp. 10-20 Universidad

Católica Boliviana “San Pablo”. Cochabamba

Ninoska Betshy Morales Lahore

Boliviana, licenciada en comunicación social en” la Universidad Católica
Boliviana “San Pablo”. Co-productora del podcast “Este Ch’enko”. Locutora y
Community manager de “Radio Fides Cochabamba”. CEO Centro cultural “Wi-
ñay Wasi. Correo electrónico nbetshymlahore@gmail.com. ORCID: 0000-0002-
3873-2667

Con-Sciencias Sociales, 14(27): 10 - 20, julio-diciembre 2022
ISSN 2074-0700 / e-ISSN 2788-8452

DOI: https://doi.org/10.35319/
consciencias.20222733

ISSN 2074-0700 / e-ISSN 2788-8452 · 11

RESUMEN

En la actualidad existe un gran interés por investigaciones
relacionadas a los derechos de las mujeres, todas abordadas
desde una perspectiva de género. Sin embargo, es importan-
te tomar en cuenta que pocas hablan por fuera de un marco
meramente legislativo. La presente investigación permite
establecer la construcción del valor simbólico del derecho a la
tierra, reflejando las visiones actuales de género del contexto
cochabambino. La importancia de la investigación nace dentro
de un contexto social, donde el derecho a la tierra es una pro-
blemática en discusión desde la reforma agraria, afectando el
área cultural y del contexto cotidiano de las familias produc-
toras.

Esta investigación se enfoca en las mujeres productoras como
sujeto de estudio, porque observa una creciente incorporación
de las mujeres en el ámbito laboral, sin embargo, no muestra
la misma representación política dentro de la toma de deci-
siones del sector. Los hallazgos investigativos son resultado
de una metodología cualitativa que busca describir detalles
respecto a la relación cotidiana de las mujeres productoras del
Valle Alto de Cochabamba con la tierra. Es decir, el concepto
que ellas tienen de la tierra y el valor que le otorgan, por otra
parte, cómo afecta este aspecto en sus labores cotidianas.

Palabras clave: valor simbólico, derecho a la tierra, perspec-
tiva de género, mujeres productoras, agricultura, Pachamama,
madre tierra.

ABSTRACT

Currently there is great interest in research related to women’s
rights, all of it approached from a gender perspective. Howe-
ver, it is important to take into account that few speak outside
of a merely legislative framework. This research addresses
this issue from a communication approach related to the sym-
bolic value, in which the testimonies of women are taken from
their perceptions of their legal context. This research focuses
on producing women as a study subject because it observes a
growing incorporation of women in the workplace, neverthe-
less, it does not show the same political representation within
the decision-making of the sector. The research findings are
the result of a qualitative methodology which seeks to descri-
be details and explain certain theories along with the results.

Keywords: symbolic value, right to land, gender perspective,
producing women, agriculture, Pachamama, mother earth.

RESUMO

Atualmente há grande interesse em pesquisas relacionadas
aos direitos das mulheres, todas abordadas sob a perspectiva
de gênero. No entanto, é importante ter em conta que poucos
falam fora de um quadro meramente legislativo. Esta pesquisa
aborda esta temática a partir de uma abordagem de comuni-
cação relacionada ao valor simbólico, onde os depoimentos
das mulheres são tomados a partir de suas percepções sobre
seu contexto jurídico. Esta pesquisa enfoca-se nas mulhe-
res produtoras como sujeitos de estudo, pois observa uma
crescente incorporação das mulheres no mercado de trabalho,
porém, não mostra a mesma representatividade política dentro
das tomadas de decisão do setor. Os achados investigativos
são resultado de uma metodologia qualitativa que busca
descrever detalhes e explicar certas teorias juntamente com os
resultados.

Palavras-chave: valor simbólico, direito à terra, perspectiva
de gênero, mulheres produtoras, agricultura, Pachamama, mãe
terra.

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1. INTRODUCCIÓN

La presente investigación permite establecer la construcción
del valor simbólico del derecho a la tierra, reflejando las
visiones actuales de género que se tienen en Cochabamba. La
importancia de la investigación nace dentro de un contexto
social, donde el derecho a la tierra es una problemática en
discusión desde la reforma agraria, afectando el área cultural y
del contexto cotidiano de las familias productoras.

Respecto al entorno académico, pocas son las investigaciones
que han abarcado la temática del derecho a la tierra desde una
visión comunicacional. Además, es pertinente hablar de este
derecho desde la voz de mujeres productoras. Este trabajo
mantiene una perspectiva de género, identificando los roles
que tienen varones y mujeres en el contexto; así como las
asimetrías y relaciones de poder entre ambos.

La investigación está ligada al programa de desarrollo inclusi-
vo y comunitario para mejorar la calidad de vida de poblacio-
nes pobres de niños, adolescentes y familias en áreas urbanas
y rurales, a través de la creación de comunidades transdiscipli-
narias de aprendizaje VLIR-UOS/UCB. Que puntualmente se
adscribe al proyecto temático 4, sobre Derechos de Poblacio-
nes indígenas y Transformación de Conflictos en la ciudad de
Cochabamba.

Al ser una investigación vinculada al programa VLIR-UOS/
UCB, es importante aclarar que los sujetos de estudio para
esta investigación están relacionados con el área de trabajo del
proyecto mencionado. Es decir, que el levantamiento de datos
corresponde a la base de datos realizada en el municipio de
Tolata, en el marco de otras actividades dentro de investiga-
ciones ligadas al programa.

Se pretende interpretar el valor simbólico del “derecho a la
tierra” dentro del discurso de las mujeres productoras del
Valle Alto de Cochabamba. Y de esta manera, se maneja una
tipología de investigación descriptiva, por consiguiente, la
hipótesis del estudio es también descriptiva.

En este trabajo se desarrollan los siguientes objetivos espe-
cíficos: Describir las características socioeconómicas de las
mujeres productoras del Valle Alto de Cochabamba; describir
la relación cotidiana de las mujeres productoras del Valle Alto
de Cochabamba con la tierra y explicar la apropiación de los
derechos en relación con la tierra de las mujeres productoras
del Valle Alto de Cochabamba.

1.1 Metodología de investigación y trabajo de campo

Para el desarrollo de la investigación, se utilizó la metodo-
logía cualitativa, manejando un enfoque más complejo para
llegar a los objetivos de estudio. Esta metodología se selec-
ciona con el propósito de comprender el valor simbólico que
las mujeres productoras le otorgan al “derecho a la tierra”,
una variable individual que no se puede medir porque cada

individuo tiene una percepción distinta.

Asimismo, la herramienta utilizada es la entrevista, desde la
cual se recolecta la información necesaria para responder a la
pregunta de investigación. Con el uso de esta herramienta, el
estudio se puede enfocar a describir el valor simbólico desde
las mujeres productoras, en relación con su contexto y sus
vivencias propias.

Es importante señalar que el trabajo de campo es llevado a
cabo desde un convenio que la Universidad Católica “San
Pablo” junto al programa VLIR-UOS mantiene con organiza-
ciones de base dedicadas a la acción social, trabajo campesino
y ecológico en el Valle de Cochabamba. Las dieciséis entre-
vistas utilizadas en el presente trabajo responden a la base de
datos construida en el marco del proyecto 4, el cual trabaja
con derechos humanos de las poblaciones indígenas y trans-
formación de conflictos.

Estas entrevistas fueron realizadas a mujeres productoras, en
el mes de diciembre del 2019 en el marco de una investiga-
ción doctoral; dichos hallazgos se encuentran en el artículo
“Aproximaciones al derecho a la tierra desde una perspectiva
de género: Un espacio de resistencia, cuidado y aprendizaje
colaborativo en el Valle Alto de Cochabamba” (Eróstegui,
2021) y son la herramienta clave para la obtención de toda la
información necesaria en la presente investigación, comple-
mentada con una base teórica que ayude a comprender con
mayor facilidad.

En primer lugar, se presenta el contexto de la investigación
donde se destacan las particularidades legales del derecho a la
tierra, desde una perspectiva de género, a partir del contexto
sociocultural cochabambino.

El segundo punto describe las características socioeconómi-
cas de las mujeres del Valle Alto, desarrollando además una
descripción de las horas que emplean en el trabajo y cuánto
tiempo ocupan para el descanso.

El tercer acápite del trabajo describe los resultados respecto a
la relación cotidiana de las mujeres productoras del Valle Alto
de Cochabamba con la tierra. El concepto que ellas tienen de
la tierra y el valor que le otorgan; por otra parte, la conexión
que ellas tienen con la tierra y cómo afecta este aspecto en sus
labores cotidianas.

Por último, se presentan los resultados que tienen relación con
la apropiación de los derechos sobre la tierra.

2. CONTEXTO DE LA INVESTIGACIÓN

2.1 La agronomía en Bolivia

La falta de información estadística basada en encuestas y
censos especializados, durante muchos años, provocó visio-
nes idealizadas del sector agrario del país. Así como la de

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otros sectores anclados en caracterizaciones de los primeros
años de la reforma agraria; de esta forma se ha fortalecido el
desconocimiento de la transformación de la sociedad rural
boliviana desde el año 1952 hasta aproximadamente el 2008.
En síntesis, para estas corrientes, prevalecería un escenario
prácticamente similar al que existía antes de la Reforma Agra-
ria de 1953.

La ley de transformación estructural suscitada en el área rural,
se acompaña por una dinámica poblacional, que es la transi-
ción demográfica y provoca que la población urbana crezca
rápidamente. Esto ocasiona un riesgo en el sector agrícola.

Existe una demanda cada vez más extensa de servi-
cios especializados para la agricultura empresarial y
semi-empresarial, concentrada alrededor del eje central
y zonas importantes de producción, sin embargo, en el
área occidental de nuestro país la interrelación es débil
con la industria local (Morales, 2003, p. 26).

Las industrias aportan con mano de obra al mercado laboral,
pero más que todo estimulan la demanda de insumos, como:
fertilizantes, pesticidas, maquinaria y equipos de irrigación.

2.1.1 Valle Alto de Cochabamba

El departamento de Cochabamba es considerado como el
granero de Bolivia desde la época de la colonia, el clima
templado favorece la producción agrícola; la cual está concen-
trada principalmente en el Valle Alto, conformado por varias
provincias y pueblos, entre los que se encuentran: Tarata, An-
zaldo, Arbieto, Sacabamba, Cliza, Toco, Tolata, Punata, Villa
Rivero, San Benito, Tacachi. Cuchumuela, entre otros.

Por otra parte, es importante hablar sobre la influencia que
tuvo la refundación del país bajo una nueva forma estatal
plurinacional en la adhesión de parte de la población indígena,
ya que este sector se mantuvo fuertemente vinculado con el
gobierno nacional durante los últimos años.

La mejor evidencia de esto en el departamento de
Cochabamba es precisamente la región del Chapare,
donde el sentido de pertenencia a la comunidad política
nacional es muy fuerte, y donde también son fuertes la
autoidentificación como parte de un pueblo indígena, el
quechua, y la autoidentificación como mestizo (More-
no, 2013, p. 12).

Uno de los factores que intervienen en esta autoidentificación
es la relación que los involucrados tienen con la tierra y las
actividades de la comunidad, tanto económicas, políticas y
sociales; las mismas que están conectadas con las tradiciones
comunitarias de su entorno.

2.2 LEYES

2.2.1 LEGISLACIÓN SOBRE LA TIERRA

La situación agraria actual es consecuencia de las políticas
agrarias implementadas en los últimos cincuenta años y de la
ausencia de concepción adecuada del papel que le toca cum-
plir al desarrollo agrario en el desenvolvimiento del país.

Cuando en abril de 1952 el MNR tomó el poder por
las armas, no tenía claro su programa en relación
al tema de la tierra, aunque había formulado varios
ensayos que, sin embargo, no llegaban a la propuesta
explícita de una Reforma Agraria. Esta se dio en los
hechos como consecuencia de la rebelión indígena y la
generalizada toma de tierras. En 1953, un año después
de iniciado el gobierno revolucionario, se proclamó
en Ucureña el decreto que dio legalidad a la liberación
de la fuerza de trabajo rural-indígena y al reparto de
tierras (Vargas, 2003, p. 20).

Dos décadas más tarde, a mediados de los años 70, la Refor-
ma quedó archivada, todos los gobiernos fueron negligentes
en la conducción del proceso iniciado en 1953. Las dictaduras
militares se destacaron por la distribución gratuita y arbitraria
de tierras para pagar apoyos y lealtades políticas, especial-
mente en el oriente.

Entre 1992 y 1996, el país vivió momentos de grandes deba-
tes, discusiones, movilizaciones campesinas e indígenas, ade-
más de protestas empresariales y cívicas que concluyeron con
la promulgación de la Ley del Instituto Nacional de Reforma
Agraria, la conocida Ley INRA.

El saneamiento se aplica como si en Bolivia la Reforma Agra-
ria ya hubiera concluido. Es esa, la mayor tergiversación del
mandato constitucional de la Reforma Agraria. En los últimos
años surgieron discusiones, a veces muy ideologizadas, sobre
los potenciales y debilidades de la Reforma Agraria iniciada
en 1953 y sobre la Ley INRA, entendida como una nueva
política pública.

2.2.2 Mujeres y tierra

En Bolivia, las mujeres indígenas-campesinas son afectadas
fuertemente por la pobreza, es por eso que muchas institucio-
nes promueven acciones con el criterio de que la seguridad so-
bre la tierra es fundamental para la supervivencia y el empo-
deramiento de las mujeres rurales de escasos recursos.

Por otra parte, la reciente normativa agraria boliviana opta por
la equidad distributiva respecto a la tierra, ya que las normas
relacionadas con la práctica de herencia afectan negativamen-
te a las mujeres por la tendencia a privilegiar al jefe del hogar,
generalmente hombre, en la herencia.

Pese a la falta de información cuantitativa, estudios de
caso –parciales y poco sistematizados– muestran que
en la mayoría de las regiones del altiplano y los valles
las formas de distribución de la tierra entre los hijos
hombres y mujeres son muy diversas. Sin embargo, la

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tendencia es a distribuir más a los hombres y menos a
las mujeres (Vargas, 2003, p. 32).

En general, las mujeres tienen derecho de usufructo de las
tierras de sus padres si son solteras, y de las del marido si
son casadas. Las decisiones de usufructo de las tierras de uso
común se toman en asambleas comunales, en las cuales, gene-
ralmente, se excluye a las mujeres.

Además, se tiene muy difundida la visión de complementarie-
dad y reciprocidad, entendida como igualdad entre hombres y
mujeres. Sin embargo, esta “complementariedad” no nece-
sariamente significa equidad y se estaría impidiendo que las
mujeres accedan a la propiedad de la tierra y restringiendo sus
actividades al ámbito doméstico en tanto ellas participan en
los espacios públicos comunales a través del hombre (Vargas,
2003).

De alguna manera, en estos casos, se estaría utilizando el
argumento de la complementariedad como una forma de

Información general de las mujeres entrevistadas del Mercado Central de Tolata

EDAD LUGAR DE NACIMIENTO LUGAR DE RESIDEN-
CIA

24 Morochata Carcaje
26 Cliza Cliza
40 Punata Cliza
19 Cercado Cliza
37 Cliza Cliza
40 Misky Mayu Tarata
50 Cliza Cliza
75 Cliza Cliza
65 San Benito Cliza
17 Sacabamba Cliza
32 Cliza Cliza
25 Punata Cliza
59 Cercado Cliza
42 Punata Cliza
41 Cercado Cercado
48 Mayor Rocha Cliza

Fuente: Elaboración propia, 2020.

La anterior tabla es un compilado de los lugares de origen y residencia de las mujeres entrevistadas; se

legitimar la posesión inequitativa de la tierra entre hombres y
mujeres.

3. CARACTERÍSTICAS SOCIOECONÓMICAS DE LAS
MUJERES PRODUCTORAS
3.1. Mujeres productoras y el sustento familiar

3.1.1. Lugar de origen y residencia

Como la investigación emerge en el contexto de las mujeres
productoras del Valle Alto, se encuentra pertinente conocer el
manejo de sus actividades económicas, en su rutina diarias.

Es importante aclarar que, las mujeres entrevistadas pertene-
cen a distintas comunidades pero trabajan en un mismo rubro:
la venta, en el mercado central de Tolata. En la siguiente
tabla se muestran los datos de las mujeres y su comunidad de
origen.

Tabla 1

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puede concluir que ninguna de las mujeres entrevistadas vive
en Tolata, municipio donde desarrollan su principal actividad
económica: la venta de productos.

La mayoría de ellas reside en el municipio de Cliza y se
dedican a la venta los días domingo en la feria, por lo cual se
movilizan hasta el municipio vecino. Lucía (nombre ficticio)
explica, en este fragmento de entrevista, que ella vive en el
municipio de Cliza porque sus padres tienen tierras en el
lugar: “Mis papás ahí tienen tierras, no son muy grandes. Ahí
sembramos maíz nomás; en septiembre sembramos y eso es
para comer nomás” (Lucía, entrevista personal, municipio de
Tolata, 12/19).

Por otro lado, otra de las mujeres entrevistadas explica que
vive en Cliza porque su esposo tiene terrenos en la comunidad
y que trabajan juntos en las tierras. “Me he casado, de ahí
es mi esposo, tiene terreno, pero mi casa es por el cruce. Mi
esposo trabaja ahí, él riega y hace, cuando sembramos y crece,
él riega, yo también” (Lucía, entrevista personal, municipio de
Tolata, 12/19).

Esta migración a otra comunidad conlleva diferentes opor-
tunidades y retos, las personas migrantes suelen desempeñar
papeles muy diferentes a los que tenían en sus comunidades
de origen; sin embargo, “La migración puede contribuir por
sí misma a la agricultura y al desarrollo rural” (FAO, 2016,
p. 9). La migración en cuanto a agricultura y desarrollo rural,
implica mano de obra en comunidades donde se puede traba-
jar más la tierra.

3.1.2. Doble jornada: Producción y cuidado

Durante las visitas al mercado de Tolata, se cuestionó a las
mujeres sobre sus labores diarias y a qué se dedican para
sustentar a sus familias. Ellas describen, en sus respuestas, la
rutina cotidiana. La mayoría de ellas divide su tiempo diario
entre el cuidado del hogar y la producción agrícola en sus
tierras, además de la venta de productos en las ferias del mer-
cado de Tolata. En el siguiente caso, la mujer entrevistada es
quien cuida de su hogar y se ocupa del riego de sus sembra-
díos. Ella señala:

Estoy en mi casa, con mis hijos; todos los días, cuando
es necesario hay que regar todo pues, temporada
es, ahora es temporada de durazno y hay que regar.
La agricultura es así; hay que ser constante y estar
dedicados a eso. Voy a mi huerta en la mañana, voy y
regreso, con mis hijos estoy en la casa; hago desayuno,
yo les llevo a la escuela y después hay que arrinconar,
lavar, todo pues en la casa hay que hacer. A medio día
hago para almorzar a mis hijos, después hay que lavar,
después en la tarde hay que regar o tengo que salir a
otra cosa, o tengo que salir a vender (Lucía, entrevista
personal, municipio de Tolata, 12/19).

Es evidente, que las mujeres se dedican al trabajo productivo

y reproductivo al mismo tiempo, esto provoca su desgaste, no
sólo físico sino también emocional.

Ellas crean tensiones, que derivan de la necesidad de compati-
bilizar el tiempo de dos ámbitos diferenciados, de las presio-
nes de uno u otro dominio, especialmente, cuando se trata del
cuidado de sus hijos menores. La realidad es que, cuando la
mujer presenta una relativa emancipación de su rol de cuidado
dentro del hogar para salir al campo laboral, es cuando esta
institucionalización y carga de trabajo es doble.

Ello se pone de manifiesto de forma mucho más
evidente cuando se generaliza la actividad laboral
femenina y surgen tanto en el ámbito doméstico corno
en el mundo del trabajo nuevos problemas que apuntan
a las dificultades de compatibilización entre uno y otro
(Tobío, 2018, pp. 22).

La oposición tradicional entre trabajo y no trabajo no sólo
es discutible porque el trabajo doméstico, tal corno indica su
nombre, es un auténtico trabajo; sino porque hay una articu-
lación estructural entre el sistema productivo y el familiar,
habiendo desempeñado frecuentemente la actividad laboral de
las mujeres una función de ajuste entre ambos.

En la siguiente figura, se muestra el total de las mujeres entre-
vistadas que se dedican al trabajo doméstico y al trabajo de la
tierra:

Figura 1

Relación de las mujeres con el trabajo


Fuente: Elaboración propia, 2020.

A excepción de una de las mujeres entrevistadas, todas las
demás se dedican al trabajo doméstico; ella comenta que, “En
la mañana desayunar, ayudo a cocinar luego lavo mi ropa a
veces y nada más” (Lucía, entrevista personal, municipio de
Tolata, 12/19). Sin embargo, ella estudia y ayuda a la econo-
mía del hogar trabajando.

Otra de las voces de la investigación, también cuenta su rutina
diaria detalladamente:

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En la mañanita, me levanto a atender a mis animalitos,
a poner agua, a hacer desayuno; hierve la olla hasta
atender. Después, al perro hay que dar comidita, a los
conejos hay que ir a cortar alfa; eso en la madrugada.
Después, hay que desayunar a las 7am, más o menos
7:30am. A las 8am ya están levantándose mis wawas,
desayunan. Les digo “tienen que hacer sus deberes”,
hacen también: darles comida a los patos, agüita, tie-
nen que saber pues ya. Yo no puedo alcanzarme sola;
ahora hay que barrer la casa y todo, arrinconar, todos
hacen en la casa. En el campo mayormente más trabajo
hay. No descanso casi, a medio día si hace sol, descan-
so un rato pues (Lucía, entrevista personal, municipio
de Tolata, 12/19).

Entonces, los cambios económicos, sociales, políticos y tecno-
lógicos han creado una nueva relación trabajo-persona, que
trasciende el límite de la división sexual del trabajo, marcando
una nueva relación trabajo-familia, que genera una multipli-
cidad de roles que pueden potenciar o limitar el desempeño
profesional y personal en tanto que las personas asumen una
doble responsabilidad del hogar y del trabajo.

4. RELACIÓN COTIDIANA DE LAS MUJERES PRO-
DUCTORAS CON LA TIERRA

4.1. Significado de madre tierra

Es importante definir el concepto de Pachamama, que procede
de la lengua quechua y que, explicado y traducido en su
contexto, es como se denomina a la Madre Tierra. Se trata, en
definitiva, de una especie de divinidad, y la Pachamama no es
únicamente el planeta, sino que abarca mucho más. Es la natu-
raleza que está en contacto permanente con el ser humano,
con quien incluso interactúa a través de diversos rituales.

Una de las mujeres entrevistadas explica el significado que la
tierra tiene para ella:

La tierra, tiene un gran significado porque a la final ahí
en tu tierra, en tu propiedad haces tú casita, tu vivien-
da, formas tu hogar, tu familia, te haces un jardín, te
haces ya para comer pues. De alguna manera siempre
van sembrando algunas hortalizas, verduras (Lucía,
entrevista personal, municipio de Tolata, 12/19).

La zona del Valle Alto cochabambino se sustenta principal-
mente de la agricultura, Lucía refleja en ese fragmento de
entrevista; ella habla de los alimentos que son parte de la
cosecha.

Decimos que la Pachamama es nuestra casa, porque
vivimos en un mundo más que humano, lo cual quiere
decir que todo lo que está en la naturaleza está vivo
y nos conversa mediante sus señas y ello nos posibi-
lita aprender a conocer que cada lugar es un espacio
de crianza, no existe zona más productiva y menos

productiva o de más o menos sabiduría. En esta nuestra
casa nos cobijamos, alimentamos, nos alegramos, nos
ponemos tristes, pero siempre es un lugar de perma-
nente relación colectiva; con todos nuestros sentimien-
tos. En la Pachamama, todo lo que habita es un lugar
de descanso y de conversación, es como un qamaraña,
es decir un lugar de profunda relación hospitalaria; con
todo lo que nace, crece y se regenera permanentemen-
te” (SIAR, 2013, pp. 10).

En esta forma de estar, todo es vivo. Todo cuanto habita es
persona viva, porque vive en equilibrio entre todos y depen-
de uno del otro. “Madre tierra son plantas que plantamos no
ve, ahora la Pachamama como aquellos tiempos dicen, debe
ser como gente por ejemplo aquellos tiempos los yatiris que
hacían hablar a la Pachamama, entonces por eso debe ser
Pachamama” (Lucía, entrevista personal, municipio de Tolata,
12/19).

Así expresa una de las mujeres que trabaja en el mercado
central de Tolata, cuando le preguntan sobre la Pachamama,
ella habla de lo que significa la tierra para ella. Al igual que
otras entrevistadas, relaciona a la Pachamama con la tierra,
el planeta o las plantas; esto indica que las mujeres conectan
los términos Pachamama y Madre Tierra con los cultivos y la
producción agrícola. La relación de ser humano-naturaleza es
evidente en el contexto y realidad de los productores, más aún
cuando ellos identifican que la misma Madre Tierra transmite
información sobre sus cultivos.

Luego de hablar del significado que tiene la Madre Tierra para
las mujeres productoras, es necesario tratar acerca del valor
de la tierra en el desarrollo de la comunidad como fuente de
la economía agrícola de la región. La actividad económica
del Valle Alto se articula en torno a la agricultura, la actividad
pecuaria, la transformación de productos agrícolas y derivados
de la pecuaria, la producción de frutales, la forestación y la
compra y venta de la fuerza de trabajo.

Además, es importante identificar el tipo de cultivo agrícola
que manejan las comunidades del Valle Alto, ya que no es
un cultivo masivo, sino que está más ligado al sustento de
las familias y de la comunidad. La agricultura familiar es un
modo de producción de la tierra que se administra y depende
de la mano de obra de todos los integrantes del hogar, quienes
compaginan funciones económicas, sociales y culturales.

La agricultura familiar también contribuye al desa-
rrollo de los mercados locales, la cooperación a nivel
comunitario, la resiliencia y los productos domésticos
globales, así como a preservar y mejorar las tradiciones
locales, el patrimonio y los sistemas alimentarios, los
ecosistemas comunitarios y los paisajes rurales (FAO,
2014, pp. 15).

La agricultura familiar es la forma de agricultura más extendi-
da en el mundo; de la misma manera, es la clave para mejorar

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la seguridad alimentaria, el crecimiento sostenible y la lucha
contra la pobreza rural y la degradación ambiental.

El terreno familiar es el lugar donde la familia proporciona la
mayor parte de la fuerza de trabajo, esto hace que los cultivos
familiares sean un lugar de autoempleo y de progreso. Las
múltiples necesidades de la familia son, en muchos casos,
satisfechas por el cultivo, mientras que la familia proporcio-
na las posibilidades, los medios y también los límites de las
tierras. Este nexo entre la familia y la tierra está en el centro
de muchas de las decisiones sobre su desarrollo.

4.2. LA TIERRA DENTRO DE LAS COSTUMBRES Y
TRADICIONES.

Para describir la relación cotidiana de las mujeres con la
tierra, es necesario entender que las tradiciones y costumbres
están muy ligadas a la cultura de las comunidades agrícolas.

Sus costumbres expresan la relación con la naturaleza, los
dioses, los ancestros y grupos familiares. Al planificar las
actividades agrícolas, los campesinos utilizan el conocimiento
ancestral sobre las fases de la luna y otros fenómenos natura-
les.

En estos espacios de diversidad, tanto a nivel familiar, comu-
nal, mediante los grupos de personas que desarrollan acciones
de ayuda mutua, una de las entrevistadas explica que, para
ella, la Pachamama es la que da frutos y que además es impor-
tante ser recíprocos con ella:

La madre tierra es la Pachamama pues, la Pachama-
ma es la madre de la tierra, es la que nos da fruto,
hace que dé frutos en la tierra. Si hacemos enojar a la
Pachamama no nos va ayudar, no va a dejar que los
frutos den bien, por eso cada mes tenemos que hacer
q’oita nomás, siempre darle coca. Hay que cuidar, así
como recibimos también tenemos que dar, no podemos
recibir de la madre tierra y nosotros portarnos mal con
ella; por ejemplo, hacer los chaqueos, la quema en los
terrenos afecta a la tierra y también al medio ambiente.
Eso también no es correcto, en vez de estar queman-
do o chaqueando, sería mejor dejar que se deshaga la
misma tierra, como se haya secado que se deshaga por
sí sola (Lucía, entrevista personal, municipio de Tolata,
12/19).

Lucía habla sobre los tributos o ritos que están relacionados
con esta deidad; la cual es considerada sagrada porque provee
de alimentos. El culto a la Pachamama varía de acuerdo al
lugar, los ritos han ido variando con el tiempo.

Por otro lado, los conocimientos agrarios están implicados en
la evolución de sus creencias, en el trabajo de producción y
cosechas. La revalorización de los alimentos, se ha convertido
en un factor fundamental para sus prácticas en el campo. Las
tradiciones agrícolas se transmiten de generación en genera-

ción en una comunidad.

Claro, no sé por qué; pero yo he aprendido a sembrar
por mis abuelos pues, ha sido importante eso aprender,
nuestros terrenos tenemos y se quedan para nosotros
pues, de nuestros abuelos y ahí sembramos. Yo les
enseño a mis hijos eso, pero no se dedican a eso porque
han estudiado pues y son profesionales (Lucía, entre-
vista personal, municipio de Tolata, 12/19).

La transmisión de saberes en la producción agrícola es uno de
los factores que le dan importancia a la tradición oral, como
dice Lucía, muchos de los conocimientos sobre la tierra vie-
nen de anteriores generaciones. De esta manera, se perpetúan
los conocimientos sobre tierra y la manera de cultivo familiar
y local.

El terreno de cultivo familiar es el lugar donde se acumula la
experiencia y donde tiene lugar el aprendizaje y la entrega del
conocimiento a las demás generaciones, de una manera sutil
pero fuerte. A menudo, este trabajo es un nudo en una amplia
red donde se alojan nuevas ideas, prácticas ancestrales e hibri-
daciones de ambos.

Otra de las voces entrevistadas comenta que los niños colabo-
ran en los cultivos a sus padres, comenzando con labores sim-
ples, pero que con el paso de los años se vuelven más comple-
jas hasta que ellos mismos pueden administrar los terrenos.

Generalmente siempre están ayudando a cargar los
bultitos, están ayudado a cargar el alfa que se va a
cortar, van a hacer ese trabajo, y están bien los jóvenes
y los niños. Claro, ellos ya ven cómo se realizan en la
zona, como vivimos o cómo trabajamos, entonces van
pasando también ellos esas peripecias, van aprendien-
do no son como los niños o los jóvenes de la ciudad o
los citadinos que están en la ciudad. Después ellos ya
hacen pues solos el trabajo (Lucía, entrevista personal,
municipio de Tolata, 12/19).

Como tal, los terrenos de cultivo son lugares donde se pre-
serva la cultura y las tradiciones agrícolas. De este modo, es
posible la difusión de los saberes e historia del agricultor y su
núcleo familiar.

5.1 Mujeres productoras y la apropiación de derechos
sobre la tierra

Las mujeres reconocen que la lucha por el empoderamiento
no se hace sólo en el plano público, donde ahora muchos
hombres las apoyan, sino también dentro del hogar, donde
ellas enfrentan más resistencia. Por otro lado, las mujeres son
conscientes que, aunque muchos hombres apoyen ahora su
participación en la gobernanza y su rol cada vez mayor en
la producción comercial, estas nuevas responsabilidades no
disminuyen el trabajo en el hogar: la mujer cumple con las
tareas y responsabilidades de su hogar, asumiendo una doble

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jornada de trabajo.

Pero, ¿en qué afecta la legislación de tierras a las mujeres de
la comunidad?

Tabla 2

¿La legislación y problemas con tierras afectan a las
mujeres?

Respuesta
Si pues afecta también. Las mujeres también se preocupan,
se preocupan a veces están discutiendo con la gente por no
dar no ve.

Sí, nos afectan, o sea te sientes mal por ejemplo en mi caso
de mí tengo un hermano que siempre es interesado pelea
por cosas que son que de mi mamá tiene sus lotecitos o sus
cosas siempre está peleando. Yo no, se lo dejo ya: quieren
ustedes, agárrenselo ya. No me gusta pelear, claro.

No, no afectan.

Claro de alguna manera afectará, porque siempre las muje-
res estamos mirando cuidando las parcelas de las tierritas,
si yo creo que sí. Para el trabajo, porque al final tienen que
cultivar pues, tienen que hacer crecer el alfa, para alimentar
a los animales.

No creo. No afecta, en otros lugares afecta siempre.

Las hijas mayores sufrimos pues, carga siempre, pero no
dicen eso, nosotras lo dejamos no más. “Llevate esas coci-
nas” me han dicho, pero no es pues. Yo vivía 10- 15 años
ahí. Siendo mala me lo podía quedar pues, pero no pues no
me puedo apropiar, son de mis tíos no ve. Si sería una mala,
pero no, les decía “he pagado la luz, el agua, todo”. Pero
que te traicionen así duele pues. La tierra es donde te haces
propio pues, uno sufre pues. Pero una casa propia es pues
siempre diferente, a veces una casa que alquilas el dueño se
lo lleva lo que produces, pero cuando es tu casa tú puedes
pues cosechar producir todo para vos. Algunos son pues
para el partido, uno que viene no más tranquillo a llevarse y
el otro que produce con la mitad se queda. Pero el que más
ha trabajado es el que más sufre. El otro que no ha trabajado
se lleva pues la mitad.

Fuente: Elaboración propia, 2020.

Los anteriores testimonios de la tabla, reflejan que la mayoría
de las mujeres piensan que la legislación de la tierra y los
problemas de la comunidad, les afectan como productoras y
amas de casa.

Por ejemplo, una de ellas afirma que al ser hija mayor sufrió
lo problemas que ocasionó la apropiación del terreno de sus
padres, “Las hijas mayores sufrimos pues, carga siempre, pero
no dicen eso, nosotras lo dejamos nomás” (Lucía, entrevista
personal, municipio de Tolata, 12/19).

Con la comercialización de la agricultura y los proyectos de
titulación, la forma de propiedad comunal, en las comunida-
des campesinas, se está convirtiendo en propiedad privada e
individual.

Las leyes agrarias y de tierra, con pocas excepciones, han
sido menos receptivas a las demandas de equidad de género.
Aunque algunos artículos generales de estas leyes mencionan
la igualdad de derechos entre hombres y mujeres, el lenguaje
en general se refiere a los hombres y a los jefes de familia.

En Bolivia, la ley reconoce explícitamente el derecho de la
mujer a la tierra. Sin embargo, como se ve en la investigación,
las normas locales van en contra de las normas legales, tenien-
do como resultado que las mujeres campesinas e indígenas no
gocen de los mismos derechos que los hombres: no heredan
tierra como sus hermanos, no reciben tierra del Estado en los
programas de distribución y tampoco se les otorga títulos de
propiedad. La existencia de estas desigualdades es conocida
por los poderes públicos, que han puesto en marcha distintas
medidas dirigidas a mejorar la situación y el empleo de las
mujeres rurales, entendiendo el papel básico de las mismas
para frenar este fenómeno.

5.2 Participación de las mujeres en los sindicatos agrarios

El trabajo de la mujer se ha convertido en una parte importan-
te del sustento familiar de los hogares rurales, ya que pro-
ducen la mayor parte de los alimentos para el autoconsumo.
El incremento de su participación en la agricultura se debe
a la migración del hombre y a la necesidad de diversificar el
ingreso del hogar.

El trabajo de cuidado que las mujeres realizan no era remune-
rado y ahora se incorporan en una actividad que conlleva un
aspecto económico monetario. Sin embargo, esta participación
laboral muy pocas veces es igual a la participación política,
ya que en Latinoamérica aún se ve la desigualdad en el sector
representativo. En el siguiente gráfico se ven las respuestas de
las mujeres respecto a su participación en los sindicatos agra-
rios: Se podría problematizar las causas de esta desigualdad
y lo que implica en la actividad agrícola de las mujeres, así
como a sus visiones respecto al derecho a la tierra.

Figura 2

ISSN 2074-0700 / e-ISSN 2788-8452 · 19

Participación de las mujeres del mercado de Tolata

Fuente: Elaboración propia, 2020.

Es evidente en la anterior gráfica que una notable minoría de mujeres participa en
sindicatos, siendo preocupante que ninguna de las entrevistadas participe en un

sindicato agrario. Se debe gestionar el acceso de las mujeres a
los centros de toma de decisiones, fomentando su plena parti-
cipación en los sindicatos porque son ellas las que se dedican
al cuidado de la tierra.

El movimiento sindical ha sido “cosa de hombres” en el más
estricto sentido de la expresión. En los sindicatos, las mujeres
no han existido como personas con identidad propia, y han
sido invisibilizadas por la historia, la literatura y las propias
organizaciones, que han presentado una clara hegemonía
masculina.

6. Conclusiones

En todo el mundo, las mujeres constituyen una parte sustan-
cial de la población económicamente activa dedicada a la
agricultura, ya sea como propietarias o como trabajadoras de
explotaciones agrarias y ellas juegan un papel crucial para
garantizar la seguridad alimentaria del hogar.

En este contexto, muchas mujeres rurales están trabajando in-
tensamente para garantizar y mejorar su acceso a los recursos
y actividades de subsistencia. En todo el mundo se pueden en-
contrar ejemplos de mujeres que están negociando su derecho
a la tierra; por ejemplo, comprando tierra, ya sea individual o
colectivamente.

Es importante destacar que esta investigación mantiene un
enfoque de género como transversal; como una herramienta
que contribuye a explicar y ampliar aspectos de la realidad,
que anteriormente no habían sido tomados en cuenta, y es
aplicable a todos los ámbitos de la vida: laboral, educativo,
personal, etc. Por tanto, analizar esta realidad permite tener
una mirada más profunda sobre los procesos de desarrollo y
contribuir a la transformación de las inequidades.

Asimismo, se sabe que las mujeres de las comunidades rura-
les, generalmente no participan en las reuniones comunitarias
ni en la gobernanza, que es el espacio donde se toma deci-
siones sobre la distribución y uso de la tierra. Las leyes, que
tratan asuntos familiares tales como la herencia y la propiedad
conyugal o patrimonial, fueron modificadas para mencionar
específicamente la igualdad de derechos para hombres y muje-
res; aunque el lenguaje en general se refiere a los hombres y a
los jefes de familia.

La participación se convierte en el medio privilegiado por el
cual las personas pueden acceder y controlar los recursos de
su entorno; en este caso, la tierra representa eso, un lugar don-
de las mujeres productoras pueden participar y desenvolverse
en el ámbito laboral.

De esta manera, la tierra posee un valor económico dentro del
mercado y también adquiere un valor simbólico, como puente
para la participación de mujeres en el ámbito productivo. Es
decir que, la tierra donde ellas cultivan sus productos tienen
un valor sentimental y ellas tienen una conexión con su traba-
jo agrícola.

El valor simbólico es un concepto que está fuera de la lógica
económico-política clásica de la mercancía, usado principal-
mente por teóricos de la industria cultural. Según Canclini, es
un valor otorgado por el individuo, como el valor simbólico
que le dan las mujeres productoras a la tierra donde ellas
cultivan sus productos

El norteamericano John B. Thompson resalta este aspecto al
afirmar que:

En todas las sociedades, los seres humanos se dedi-
can a la producción e intercambio de información y
contenido simbólico. Desde las más tempranas formas

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de gestualidad y uso del lenguaje hasta los desarrollos
más recientes de la tecnología informática, la produc-
ción, almacenamiento y circulación de información y
contenido simbólico ha constituido una característica
central de la vida social (Thompson, 1998, pp. 25).

De esta manera, todas aquellas apropiaciones que el hombre
realiza, sean bienes materiales o abstractos, contienen un valor
simbólico y se conoce como consumo cultural.

El valor simbólico deriva de las estructuras simbólicas que
la vida social del individuo ha configurado. Al respecto, se
puede concluir que las mujeres productoras del Valle Alto de
Cochabamba, le otorgan el valor a la tierra como un puente de
participación comunitaria.

NOTAS

Eróstegui, C. Q. (2021). Aproximaciones al derecho a la
tierra desde un enfoque de género: un espacio de resistencia, cuidado y aprendizaje colaborativo en Valle Alto, Cocha-
bamba. Perfiles latinoamericanos: revista de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, Sede México, 29(57),
143-166.

FAO. (2014). El trabajo de la FAO en la agricultura familiar. http://www.fao.org/3/CA1465ES/ca1465es.pdf
FAO. (2016). Migración, agricultura y desarrollo rural: Abordar las causas subyacentes de la migración y aprovechar su

potencial para el desarrollo. http://www.fao.org/3/a-i6064s.pdf
Morales, R. (2003). Hacia una agenda para el desarrollo. La Paz: CIESS-ECONOMETRICA SRL.
Moreno, D. (2013). Identidades regionales y pertenencia nacional en Cochabamba. Ciudadanía, Comunidad de Estudios Socia-

les y Acción Pública. http://pieb.com.bo/union/sites/default/files/identidad_nacional_cochabamba.pdf
SIAR. (2013). Recuperando el respeto a nuestra Pachamama. Puno: Ministerio del Ambiente. http://siar.minam.gob.pe/puno/

sites/default/files/archivos/public/docs/1348.pdf.
Thompson, J. B. (1998). Los medios y la modernidad: una teoría de los medios de comunicación. Barcelona: Paidós.
Tobío, C. (2018). Roles de género y la relación familia-empleo. https://core.ac.uk/download/pdf/29406854.pdf
Vargas, J. D. (2003). Proceso agrario en Bolivia y América Latina. La Paz: Plural editores.

Fecha de recepción: 06/octubre/2022

Fecha de aprobación: 29/noviembre/2022

MORALES, Ninoska. (2022). “Valor simbólico de “derecho a la tierra” dentro
del discurso de las mujeres productoras del Valle Alto de Cochabamba.”. Con-
sciencias Sociales, Año 14 - Nº 27 - 2.do semestre 2022 pp. 10-20 Universidad

Católica Boliviana “San Pablo”. Cochabamba