Las juventudes rurales bolivianas desde la 
literatura. 
Bolivian rural youth through literature. 
Andrea Alemán Andrade (*) 
Reseña bibliográfica. 
(*) Andrea Aleman Andrade es comunicadora social y socióloga de nacionalidad boliviana.  
Doctoranda en el programa doctoral en Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad 
Mayor de San Simón, Bolivia, en coordinación con la Universidad de Gotemburgo, Suecia 
(Beca ASDI). Actualmente es docente a tiempo completo de la Universidad Católica 
Boliviana “San Pablo”. 
ORCID: https://orcid.org/0000000159140364 
CE: aaleman@ucb.edu.bo 
Recibido: 04.09.2024 Revisado: 29.10.2024 Aceptado: 4.12.2024 
 
 
 
 
 
ISSN 20740700 / eISSN 27888452 111
ConSciencias Sociales, 16(31): 111  122, diciembre 2024 
ISSN 20740700 / eISSN 27888452 
https://doi.org/10.35319/consciencias.202431159
ALEMÁN ANDRADE, Andrea  (2024). “Las juventudes rurales bolivianas desde la 
literatura”. Consciencias Sociales, AÑO 16 – N° 31 – diciembre 2024. pp.111122.  
Universidad Católica Boliviana “San Pablo”, Sede Cochabamba.
Resumen 
Como parte de la revisión bibliográfica de la 
literatura de una investigación doctoral que 
busca comprender la construcción de 
aspiraciones de jóvenes universitarios de la 
Región Andina de Cochabamba, Bolivia, en 
medio de las dinámicas entre lo local y 
global, nacen preguntas respecto a las 
conceptualizaciones contemporáneas de 
juventudes rurales. ¿Cómo son las juventudes 
rurales bolivianas? ¿Cómo se conciben desde 
estudios previos? En ese sentido, el presente 
artículo realiza un estado de arte de artículos 
científicos publicados entre el 2018 y 2024 
sobre juventud rural boliviana para aportar 
con un estado del arte al respecto. La 
literatura específica sobre la temática en 
revistas indexadas es limitada. Las 
investigaciones halladas presentan al joven 
rural boliviano desde la movilidad constante. 
Asimismo, las conceptualizaciones de la 
juventud rural boliviana pueden verse 
evidenciando sus vulnerabilidades, pero 
también la potencialidad de su agencia. 
Palabras clave: juventud, joven rural, 
estudio bibliográfico, Bolivia 
Abstract 
As part of the literature review for doctoral 
research that seeks to understand how the 
aspirations of young university students in 
the Andean region of Cochabamba, Bolivia, 
are shaped by both local and global 
dynamics, key questions arise regarding 
contemporary conceptualisations of rural 
youth. What characterises Bolivian rural 
youth? How have they been understood in 
previous studies? 
This article addresses these questions by 
conducting a stateoftheart review of 
scientific articles published between 2018 
and 2024, focusing on Bolivian rural youth. 
The available literature on this specific 
demographic in indexed journals is notably 
limited. However, the research presents 
Bolivian rural youth as a population marked 
by constant mobility. Furthermore, 
conceptualisations of Bolivian rural youth 
reveal not only the vulnerabilities they face 
but also the significant potential of their 
agency. By examining these dimensions, this 
article contributes to a broader understanding 
of Bolivian rural youth and their role within 
shifting sociocultural and economic 
contexts. 
Keywords: youth, rural youth, literature 
reviews, Bolivia 
Resumo 
Como parte da revisão bibliográfica da 
literatura de uma pesquisa de doutorado que 
busca compreender a construção de 
aspirações de jovens universitários da Região 
Andina de Cochabamba, Bolívia, em meio à 
dinâmica entre o local e o global, surgem 
questões sobre a conceituações 
contemporâneas da juventude rural. Como 
são os jovens rurais bolivianos? Como eles 
são concebidos a partir de estudos anteriores? 
Nesse sentido, este artigo faz um estado da 
arte dos artigos científicos publicados entre 
2018 e 2024 sobre a juventude rural boliviana 
para contribuir com um estado da arte neste 
sentido. A literatura específica sobre o tema 
em revistas indexadas é limitada. As 
pesquisas encontradas apresentam a 
juventude rural boliviana em constante 
mobilidade. Da mesma forma, as 
conceptualizações da juventude rural 
boliviana podem ser vistas como 
evidenciando as suas vulnerabilidades, mas 
também o potencial da sua agência. 
Palavraschave: juventude, juventude rural, 
estudo bibliográfico, Bolívia 
112
Año 16, nº 31, diciembre 2024CON ciencias Sociales
Antecedentes 
Retomar el tema juventud en Bolivia y 
Latinoamérica implica considerar cultura, 
historia, globalización, colonización, 
capitalismo, raíces culturales, migración, 
educación, empleabilidad, espacios digitales, 
entre otros elementos que son parte de ello. 
Explorar desde la teoría y el empirismo la 
categoría juventud es generar una radiografía 
de la sociedad. A partir de ello se puede 
develar la situación que vive un país, una 
región e, incluso, la situación global. 
Fue en 1985 que la Organización de las 
Naciones Unidas (ONU) proclamó el Año 
Internacional de la Juventud. Ello como 
resultado de tres fenómenos vividos en las 
décadas de 1970 y 1980: la expansión 
educativa, la crisis en el acceso al mercado 
laboral y la emancipación familiar tardía 
(Elías et al., 2020, p. 28). Es en esa misma 
década, específicamente en 1978, que Pierre 
Bourdieu presenta una primera reflexión 
sobre juventud. El autor realiza su análisis 
concibiendo a la juventud como una simple 
palabra o categoría que toma cuerpo a partir 
de la cultura (Bourdieu, 1993). Su reflexión 
sobre ser joven invita a la academia a analizar 
esta categoría desde relaciones de poder, 
género y clase; otorgando agencia a las y los 
jóvenes entre la coerción y cohesión con las 
estructuras económicas, políticas y 
expectativas locales (Cazzuffi et al., 2020). 
A partir de la proclamación de la ONU en 
1985 y la reflexión de Pierre Bourdieu se 
generó      en América Latina un cambio de 
percepción con relación a ser joven que fue 
acompañado de estudios culturales 
relacionados a las juventudes. Hasta ese 
momento, los estudios latinoamericanos 
socioculturales ignoraban la dimensión 
generacional. Como señala Carles Feixa, eso 
se debe a que “la gran mayoría de 
latinoamericanos pertenecientes a los 
sectores subalternos tienen una temprana 
incorporación a la vida adulta” (2018, p. 93). 
Desde ese punto de partida, los estudios de 
juventudes se convierten en Latinoamérica en 
objeto de estudio de la Sociología, Estudios 
Culturales y Estudios de Género. Tanto la 
academia como organismos internacionales, 
gobiernos y organizaciones no 
gubernamentales comienzan a prestar 
atención a esta categoría. En ese sentido, 
trabajan temáticas sobre jóvenes con relación 
a trabajo, sexualidad, pobreza y consumo 
cultural (Elizalde, 2003, p. 43). 
Desde este punto de vista, la reflexión sobre 
juventudes se abre más allá de los mismos 
rangos de edad. Si bien Naciones Unidas 
considera que la juventud se halla en el rango 
de los 16 a los 24 años (Naciones Unidas, 
2022) y el Estado Plurinacional de Bolivia 
establece como referencia a la población 
entre los 16 a los 28 años (Ley de la juventud, 
2013), incluso, el rango llega a abrirse de 12 
a 35 años (Nilan & Feixa, 2006), varios 
autores concuerdan que el interés de los 
estudios sobre jóvenes va más allá de las 
limitaciones de edad (Bourdieu, 1993; Nilan 
& Feixa, 2006; Reguillo, 2012). Desde la 
mirada cultural, la identidad y el significado 
de ser joven se construyen como actores 
sociales creativos, con relación a variables 
como el consumo cultural y los movimientos 
sociales (Nilan & Feixa, 2006). Apoyando 
esta noción, Rossana Reguillo (Reguillo, 
2012) expone que, quien es o no joven no se 
basa en delimitaciones biológicas, 
corroborando a Bourdieu (2002), sino que se 
comprende a las juventudes como grupos 
sociales con historia y bagaje cultural más 
allá de la misma edad.  
Es así como aparecen autores en las Ciencias 
Sociales que trabajan la temática con un 
enfoque cultural y con conciencia política 
sobre las prácticas juveniles. En la literatura 
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generada en Latinoamérica se presentan 
autores que abren los estudios de juventud 
latinoamericana como Rossana Reguillo, 
Néstor García Canclini y Carles Feixa. Entre 
su bibliografía encontramos: Generación XX. 
Teorías sobre la juventud en la era 
contemporánea (Feixa, 2006), Cultura y 
desarrollo: Una visión distinta desde los 
jóvenes (García Canclini & Urteaga, 2011) y 
Culturas juveniles: Formas políticas del 
desencanto (Reguillo, 2012), propuestas que 
evidencian a la juventud desde la 
complejidad de sus prácticas culturales. 
Hablar con/de/sobre las/los jóvenes, implica, 
a partir de tales autores, ingresar al ámbito de 
la identidad, y, con ello, de consumo cultural. 
Reguillo, en su artículo El lugar desde los 
márgenes. Músicas e identidades juveniles 
(2000a), señala que las “prácticas, la música 
y el habla, la estética y las relaciones con la 
tecnología operan hoy como marcadores 
culturales de las identidades, especialmente, 
aunque no de manera exclusiva, en el ámbito 
de las culturas juveniles” (Reguillo, 2000, p. 
41). Los estudios centrados en jóvenes 
recogen estos elementos que componen la 
esencia misma de ser joven, comprobando la 
diversidad de esta categoría.  
El avance de estas investigaciones pasa por 
diversas etapas de la juventud que fueron 
sistematizadas por Carles Feixa (2018) desde 
una relación entre la juventud y el avance de 
las TIC (Tecnologías de Información y 
Comunicación). A partir de ello, categoriza a 
los estudios de juventud y a las juventudes 
en: Generación de las tribus (del 85 a la 
década de 1990), Generación X (de la década 
de 1990 a inicios del 2000), Generación @ 
(entrada al nuevo milenio) hasta llegar a la 
Generación # (Feixa et al., 2016, p. 112). A 
diferencia de la Generación @, la Generación 
# es definida como “la generación internet o 
de la red”, la cual llega a ser “la generación 
de las redes o de la web social” (Feixa et al., 
2016, p. 112). Estas categorías relacionadas 
con el acceso y uso de TIC por jóvenes 
difieren de las generaciones globalmente 
conocidas como Generación X (1960 a 
inicios de 1980), Generación Y o millennials 
(inicios de los 80 a inicios del siglo XXI) y 
la Generación Z (inicios del siglo XXI hasta 
el presente). Si bien los estudios pueden 
hallarse adscritos a estas distintas etapas, las 
desigualdades y brechas digitales 
descubiertas en el acceso a la tecnología, a la 
educación, acceso a caminos o, incluso, 
servicios básicos, no podrían homogenizan a 
los jóvenes como parte de generaciones 
globalmente establecidas por el uso de la 
tecnología. En ese sentido, las categorías 
mencionadas podrían ser reconocidas como 
urbanocéntricas globales. 
Ello conlleva a pensar en las juventudes 
rurales bolivianas y la crítica a ser leídas 
desde las categorías de generaciones creadas 
a partir del consumo de internet. En Bolivia 
es recién entre mitades de los 1990 y la 
primera década del 2000 que sobresalen los 
estudios relacionados con juventud. Este 
avance se debe, en gran medida, a los fondos 
otorgados por la Fundación para la 
Investigación Estratégica en Bolivia – PIEB 
que promovía estudios de jóvenes sobre las 
juventudes bolivianas (Tórrez, 2013).       
Siguiendo la ola latinoamericana, estos 
estudios parten de la cultura e identidad de 
jóvenes, con una mirada del joven (a)político 
que se centra, generalmente, en el ámbito 
urbano (Lara et al., 2009; López et al., 2006; 
Samanamud et al., 2007; Tórrez et al., 2003; 
Vargas et al., 2006; Yapu et al., 2008). El 73% 
de las investigaciones realizadas con fondos 
del PIEB estudian las dinámicas del joven 
urbano desde sus identidades culturales, 
política y democracia, empleo, investigación 
social, delincuencia, entre otras temáticas 
114
Año 16, nº 31, diciembre 2024CON ciencias Sociales
(Tórrez, 2013). Si bien solamente el 6% de 
los estudios generados con este 
financiamiento se hallan localizados en el 
área rural de Bolivia (Tórrez, 2013, p. 13), se 
traza en varios estudios al joven urbano que 
vive en barrios periurbanos con experiencias 
migracionales del campo a la ciudad. 
Hasta este punto, es visible que los 
estudios de juventud rural boliviana no 
han sido muy desarrollados, centrando la 
atención en el joven urbano con 
procedencia rural. Ya el 2014, Tito Soliz 
junto a otros autores, señalan lo 
siguiente:  
En todos estos hechos y en los estudios que 
los reseñan, hay algo en común: los jóvenes 
a quienes se menciona son jóvenes urbanos, 
y sólo en algunos casos, jóvenes rurales. Esta 
omisión, que podría considerarse como un 
“olvido”, suele explicarse argumentando una 
probable debilidad de la juventud rural como 
actor social específico, y de allí su escaso 
protagonismo en las problemáticas sociales 
que atraviesa el país (Soliz Tito et al., 2014, 
pp. 1011). 
Gran parte de la literatura boliviana ha 
invisibilizado el aporte de los jóvenes del 
área rural en diversos espacios sociales y 
políticos como las marchas indígenas de los 
1990, luchas en defensa del Territorio 
Indígena y Parque Nacional Isibore Sécure – 
TIPNIS (2011 – 2012) o el proceso 
constituyente (2006 – 2008) (Soliz Tito et al., 
2014, p. 11). Existen momentos clave 
históricos donde participaron, así como la 
propia cotidianidad de las y los jóvenes 
rurales, que hasta el momento ha sido 
levemente explorada. 
Tomando tales antecedentes, esta revisión de 
literatura plantea realizar una exploración de 
bibliografía respecto a la aproximación de las 
juventudes rurales      bolivianas en los 
últimos siete años (2018 al 2024) a fin de 
conceptualizarlas teóricamente. Una 
limitante del estudio fue la breve producción 
intelectual al respecto en revistas científicas 
indexadas. Ello puede ser evidencia de una 
escasa preocupación por la juventud rural 
boliviana o juventudes indígenas.  
Un estudio sobre jóvenes indígenas en Latino 
América (Mendoza Zapata et al., 2020) 
menciona que existen investigaciones de 
juventud con relación a políticas públicas, 
movimientos estudiantiles, culturas juveniles 
o la condición juvenil en el siglo XXI, más 
“el tema de juventud indígenas no ha tenido 
una presencia significativa como objeto de 
estudio” (Mendoza Zapata et al., 2020, pp. 
366367). Caso que parece reproducirse en 
país boliviano. Asimismo, también podría 
deberse a la cultura académica de 
publicaciones a nivel Bolivia. Varios de los 
resultados de investigación se pierden en 
distribuciones internas no llegando a ser parte 
de plataformas bibliográficas digitales.  
Materiales y métodos 
Para el estado del arte se plantó como 
objetivo determinar la noción de juventud 
rural boliviana a partir de la literatura 
publicada en revistas indexadas del 2018 al 
2024. Se realizó la exploración con las 
palabras clave “jóvenes” “rurales” “Bolivia” 
y “rural” “youth” “Bolivia” en diversos 
buscadores como Scopus, Dialnet y Redalyc. 
En los buscadores la información hallada ha 
sido escasa. En Google Scholar se otorgaron 
531 artículos sobre juventudes rurales, de los 
cuáles solamente siete son específicamente 
de la temática requerida entre los años 2018 
al 2024, los cuales se repiten con los tres 
hallados en Dialnet. 
A partir de la lectura sistematizada de los 
artículos, se trabajó el análisis con dos 
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preguntas clave propuestas por Guevara 
Patiño (2016, p. 170) “¿dónde estamos?” que 
permite el análisis del objeto de estudio, 
logros alcanzados, evidenciando vacíos y lo 
no dicho, y “¿a dónde podemos llegar?”, que 
cierra el análisis con preguntas, argumentos, 
tesis sobre el objeto de conocimiento.  
La mayor parte de los artículos revisados 
trabajan con métodos cualitativos que 
incluyen la revisión de narrativa y discurso 
de jóvenes. Solamente uno de ellos trabaja 
con un estudio mixto. 
Jóvenes rurales bolivianos 
En los últimos años, autores que trabajan con 
las juventudes rurales bolivianas mantienen 
la noción conceptual respecto a ser joven 
rural desde la pluralidad concebida por 
investigaciones previas (Soliz Tito et al., 
2014), refiriéndonos a ellos como jóvenes y 
juventudes rurales. Desde las reflexiones 
respecto a la temática, Weimar Iño reconoce 
estas diversas multiplicidades y 
especificidades de ser joven rural boliviano 
sin un intento por universalizarlos ni 
homogeneizarlos (2021a, p. 226). En ese 
sentido, la literatura prioriza la necesidad de 
analizar a las juventudes con historia, 
contexto, espacio y territorio, tanto para la 
comprensión de sus prácticas cotidianas, 
como para la percepción de sus proyectos de 
vida, resaltando la importancia de la lógica 
familiar comunitaria en sus vidas (Iño, 
2021a; Rivero Herrera, 2021). 
Iño (2021a) traza a partir de una revisión 
literaria dos perspectivas para abordar la 
temática de jóvenes rurales como sujetos 
sociales. Por un lado, se halla su invisibilidad 
en la academia y políticas públicas y, por el 
otro, se los presenta como agentes de cambio. 
En este punto, el autor menciona la 
correspondencia que realiza Klaudio Duarte 
(2013) entre la exclusión y desigualdad social 
en la que viven las juventudes rurales, no 
solamente con relación a lo generacional, 
sino también a lo espacial. Se hallan las 
“pocas oportunidades laborales fuera del 
ámbito familiar, limitado acceso a la 
educación, baja calidad de la oferta 
educativa, falta de acceso a la educación 
sexual y reproductiva, violencia familiar, 
trabajo y maternidad temprana” (Iño, 2021a, 
pp. 226227).  
Una preocupación evidente es el embarazo 
adolescente como parte de la realidad a nivel 
nacional que afecta a las juventudes rurales, 
pero también urbanas. Por ejemplo, en el 
departamento de Cochabamba durante el 
2022 se registraron 5747 embarazos de niñas, 
adolescentes y jóvenes de 10 a 19 años (15 a 
16 embarazos adolescentes cada día); 2929 
se concentran en la región metropolitana, 
1247 en el trópico, 614 en el Cono Sur, 507 
en los Valles y 450 en la Región Andina 
(Cossio Mercado, 2023). Ello podría 
relacionarse con diversos aspectos como los 
económicos, educacionales, culturales, 
intereses y aspiraciones de las y los jóvenes, 
pero también con la escasez de políticas y 
acciones de cuidado de esta población. 
Por otro lado, está la perspectiva de las 
juventudes rurales como “sujeto de derechos, 
agentes de cambio y actores sociales” (Iño, 
2021a, pp. 226227). En esta forma de ver a 
la juventud se genera una separación con la 
“dominación adultocentrista”, predominando 
su agencia y posibilidad de cambio social 
(2021a, pp. 226227). Esta perspectiva difiere 
de la primera expuesta, donde prima lo 
institucional y presenta a las juventudes como 
una población vulnerable, invisibilizando 
muchas veces sus estrategias, modos de vida 
e interacciones. 
Al hablar de jóvenes rurales traemos el 
bagaje de su relación con actividades 
agrícolas que parten de su territorialidad y 
116
Año 16, nº 31, diciembre 2024CON ciencias Sociales
contexto. En ese sentido, se detecta la 
relación entre juventudes rurales integrada a 
diferentes tipologías sociales como 
indígenas, agricultores, campesinos, afros, 
colonizadores, residentes, etc. (Iño, 2021a, p. 
226).  
Entre esas posibles identidades, no se pierde 
de lado la identidad de joven que se relaciona 
con la posibilidad de mayor “autonomía
independencia, trabajo y estudio, ejercicio de 
derechos y cumplimiento de deberes” (Iño, 
2021a, p. 246). El autor menciona que esas 
identidades que van acompañadas de las 
posibilidades de ejercer cierta autonomía por 
hallarse en la etapa de juventud no se 
desprenden de “discursos institucionales 
adultocéntricos” (2021a, p. 246). Estos se ven 
en los ritos de paso a la adultez y la exigencia 
de experiencia. Es así como ser joven rural 
boliviano, hasta este punto, implica la 
multiplicidad de significaciones ligadas a la 
misma etapa de juventud, identidad étnica 
conectada con el territorio y la presencia de 
discursos institucionales. 
La territorialidad es fundamental en la 
definición de las juventudes rurales. Ello 
conlleva lo cultural, la identidad de origen, el 
idioma, la memoria (historia), la cuestión 
social relacionada con la familia y 
comunidad, y el retorno estacional a sus 
comunidades y municipios (Iño, 2021a, p. 
246). Bien menciona Rivero Herrera (2021) 
que, así como está su vinculación constante 
con la comunidad de origen, también es 
visible la integración campo – ciudad como 
una característica fundamental de las 
juventudes rurales.  
Sus perspectivas a futuro se relacionan con 
esta noción territorial extendida entre el 
campo y la ciudad. Rivero Herrera (2021, pp. 
127128) señala que, si bien sus proyectos 
podrían desarrollarse en la comunidad, no se 
deslindan de la realidad urbana, lidiando 
diversos escenarios sociales, entre sus 
propias capacidades y lo que observan en 
otras culturas. 
Jóvenes rurales, movilidad y migración 
Los estudios de juventud rural boliviana 
tienen en común el tema de la movilidad y 
migración (Iño, 2021b; Lewandowski et al., 
2018; Rivero Herrera, 2021). Tanto niños, 
niñas, adolescentes y jóvenes, como sus 
padres y abuelos, ven los procesos de 
movilidad, migración y desplazamientos de 
manera naturalizada dadas las trayectorias 
históricas territoriales y de movilidad que 
forman parte de su vida por siglos 
(Lewandowski et al., 2018, p. 98).       
Lo que se modifica en los tiempos actuales 
se relaciona a las condiciones laborales y 
trabajos que realizan, así como los roles que 
desempeñan a nivel familiar, saliendo de las 
actividades familiares para ingresar a trabajos 
remunerados salariados o con patrones (en el 
caso del oriente), empresas u oficios 
informales considerados no cualificados, o 
expectativas con relación a estudio 
(Lewandowski et al., 2018; Rivero Herrera, 
2021). En ese sentido, jóvenes del área rural 
se enfrentan al mundo urbano 
introduciéndose a lógicas económicas 
capitalistas y luchas identitarias que se 
desenvuelven entre la sinergia del mundo 
rural con el urbano. 
En la revisión bibliográfica realizada por Iño 
(2021a) se menciona tres perspectivas del 
estudio de jóvenes rurales y migración: 1. 
Reproducción del mundo rural, dejando a 
adultos mayores en las comunidades y 
municipios; 2. Rito hacia la adultez, lo que 
implica fortalecer el capital económico, 
social y simbólico que marca el ser adulto y 
3. Expectativas de vida de las y los jóvenes 
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rurales ligados a trabajo y educación (2021a, 
pp. 229230). Ya sea por cualquiera de las 
tres razones de migración de las juventudes 
rurales, esta les concede prestigio social entre 
pares ( 2021b, p. 101). 
Más que migración, las y los jóvenes viven 
en movilidad constante entre el área urbana 
y la rural. La salida de la comunidad implica 
el retorno que se da por los lazos familiares 
y comunarios; por ejemplo, se hallan las 
fiestas religiosas, el retorno para aportar en 
actividades agrícolas, en muchos casos los 
fines de semana, y más si tienen 
responsabilidades políticas, sociales, 
culturales, económicas y productivas (Iño, 
2021b, p. 101). Se ejercen las nociones de 
multilocalidad (Cielo & Antequera Durán, 
2011). 
También está el tema de la migración al 
exterior. Rivero Herrera menciona que esta 
migración se relaciona a aspiraciones 
laborales, acumulación de capital económico 
y el retorno al país a fin de construir una 
vivienda o abrir un negocio (2021, p. 134). 
Esa migración los aleja de la vida rural, 
donde en la mayoría de los casos no 
encuentran trabajo ni una remuneración 
esperada.  
La migración se convierte, entonces, en una 
actividad común en las culturas juveniles 
rurales bolivianas, siendo parte de la misma 
cotidianidad. 
Jóvenes y movilidad por educación 
La literatura revisada por Iño evidencia la 
migración por educación como un proceso 
que se relaciona a lograr una mejor calidad 
de vida, se revisan las trayectorias educativas 
en contextos universitarios, el 
acompañamiento familiar en la migración, la 
adaptación a contextos urbanos y a la 
universidad (Iño, 2021b, pp. 8687). En la 
revisión literaria realizada por el autor 
respecto a juventudes rurales en la 
universidad, se presentan estudios que van de 
la mano de replantear/repensar su identidad, 
tanto desde la entrada de la aculturación, 
como de la autoidentificación y afirmación 
de esta (Iño, 2021b, p. 87).  
Por otro lado, este tipo de migración 
representa movilidad social, es decir, 
incremento del capital social y cultural. 
Como bien señala Iño, la migración por 
estudio genera expectativas respecto a 
mejorar las condiciones de vida individual y 
familiar (Iño, 2021b, p. 102). En un estudio 
realizado por Lewandowski junto a otros 
autores en el área rural de Beni (2018), la 
primera razón de migración en el área es por 
educación y la segunda por trabajo. El 41% 
de los informantes migraron por razones de 
estudio, ya sea por las escasas unidades 
educativas con secundaria en el área, como 
para acceder a la universidad (Lewandowski 
et al., 2018, pp. 8384). Se debe tomar en 
cuenta, también, que en los municipios 
rurales sí existe una formación alternativa 
post bachillerato, a nivel nacional se 
encuentran los Centros de Educación 
Alternativa que presentan formación en 
técnico superior. 
En el caso del oriente boliviano, 
específicamente en Beni, la migración 
también es visible por cuestiones de 
movilidad social y acceso a la educación, 
tomando en cuenta que las características del 
trabajo de niñas, niños y adolescentes no es 
la misma que en el área rural andino 
(economía familiar). En esa área se evidencia 
el modelo capitalista en las lógicas laborales, 
lo cual lleva a un trabajo infantil no 
remunerado (Lewandowski et al., 2018, pp. 
8081). La organización territorial aún por 
hacienda y la distancia para llegar a los 
centros educativos representan una distancia 
118
Año 16, nº 31, diciembre 2024CON ciencias Sociales
al acceso a educación (Lewandowski et al., 
2018, pp. 8081). 
A partir del año 2014 el gobierno otorga el 
Bono a la Excelencia a un hombre y a una 
mujer bachiller de cada unidad educativa. El 
bono consiste en Bs. 1 000 y en un cupo a las 
universidades públicas del país. Ello 
promueve la migración campo – ciudad para 
el ingreso de las y los becarios a la 
Universidad Pública. A partir de su estudio, 
Estrella Rivero menciona lo siguiente: 
Las aspiraciones de estos jóvenes estudiantes 
al igual que los que están saliendo bachilleres 
no se centran en la formación de una familia, 
estos le ponen menos acento a casarse y tener 
hijos. Sus ideales son más bien de tipo social, 
algunos tienen metas políticas, desde 
pertenecer a centros de estudiantes hasta 
pensar algún día en llegar a ser presidente de 
Bolivia. (Rivero Herrera, 2021, pp. 135136) 
A partir de la promoción de la educación rural 
secundaria en diversos sectores, aparece 
como aspiración la educación universitaria. 
La misma, va acompañada de replantearse la 
situación familiar, el tener hijos, aparecen 
expectativas y aspiraciones con relación a la 
educación, así como mayores posibilidades 
para alcanzar estudios superiores. 
Reflexiones finales 
Los estudios sobre juventudes rurales 
bolivianas en revistas indexadas son escasos. 
Desde la década de 1970 aparece el interés 
por estudiar a las y los jóvenes en 
Latinoamérica, y, por ende, en Bolivia. A 
fines de      1990 e inicios del 2000 se genera 
una serie de investigaciones al respecto que 
se centra, en general, en jóvenes urbanos, 
aunque de procedencia rural. Incluso, 
actualmente, es escasa la literatura generada 
en el medio respecto a las juventudes rurales 
presente en revistas científicas indexadas. 
Ello evidencia una necesidad por la academia 
boliviana de poner mayor atención a estos 
actores sociales que traen consigo un bagaje 
cultural, social, territorial, económico que 
podría aportar a la comprensión micro y 
macrosocial y económica del país. 
Iño (2021a) detecta dos aproximaciones 
comunes para estudiar a las juventudes 
rurales. Por un lado, está la mirada de los 
jóvenes desde sus vulnerabilidades (limitadas 
oportunidades laborales, acceso a la oferta 
educativa, educación sexual), y por el otro la 
mirada desde sus potencialidades como 
actores sociales con agencia. Ambas 
perspectivas van acompañadas de la 
posibilidad de ejercer cierta autonomía de 
las/y los jóvenes, pero también de discursos 
que emergen desde las instituciones con un 
enfoque adultocéntrico. 
Otra característica detectada de los estudios 
de juventud rural boliviana es la movilidad y 
migración que es parte de esta etapa de vida 
en el medio (Iño, 2021b; Lewandowski et al., 
2018; Rivero Herrera, 2021). Ese proceso no 
es considerado como un fenómeno actual, es 
una práctica naturalizada por siglos que aún 
se ejerce, a pesar de que las motivaciones y 
actividades sean diferentes. La migración y 
movilidad fortalece los capitales económico, 
social, cultural y simbólico de la/el joven 
frente a sus pares. 
Por otro lado, tanto la movilidad constante 
como la migración arman una extensión entre 
los urbano y lo rural. A pesar de la salida de 
la comunidad, prevalecen los lazos familiares 
y comunales, el retorno según el ciclo 
agrícola, las festividades, responsabilidades 
con la comunidad, e incluso los fines de 
semana. Este análisis traza la imagen del 
joven rural boliviano como un piki chaki (pie 
de pulga en quechua), quien se desplaza por 
diversos territorios con rapidez y dejando su 
ISSN 20740700 / eISSN 27888452 119
huella. La multilocalidad es parte de sus 
estrategias y esencia. Los estudios lo develan 
como un ser con agencia que se desplaza para 
hallar oportunidades económicas o 
educativas fuera de su territorio natal. 
Ser joven rural boliviano implica una relación 
constante con el territorio y la comunidad, 
incluso si la migración es por educación. Los 
estudios de migración por educación de 
jóvenes rurales que van a la universidad están 
de la mano del replanteamiento de su 
identidad, ya sea para repensar quiénes son 
como para reafirmarse a sí mismos. 
Es fundamental considerar que ninguno de 
los artículos hallados habla de la vinculación 
de la juventud rural boliviana con la 
tecnología, el Internet y sus expresiones 
digitales. ¿Es ello un alcance o una práctica 
que tienen los jóvenes rurales actualmente? 
Hablamos de su vinculación constante entre 
lo urbano y lo rural, pero ¿qué pasa con la 
vinculación entre lo rural y el mundo global 
/ digital? El tema no es recurrente en las 
investigaciones revisadas, más las preguntas 
se mantienen vigentes para propuestas de 
investigación a futuro. Bien señalan estudios 
en la primera década del 2000 que estudiar a 
las y los jóvenes implica comprender sus 
prácticas y consumo cultural (Nilan & Feixa, 
2006). Desde la literatura, las miradas de las 
investigaciones sobre la juventud rural 
boliviana desarrollan elementos como 
migración, movilidad y trayectorias en 
territorios físicos, más el movimiento de la 
juventud rural boliviana en Internet no deja 
de ser un espacio para profundizar. 
Finalmente, la noción de juventud rural 
boliviana a partir de la literatura publicada en 
revistas indexadas del 2018 al 2024 visibiliza 
categorías relacionadas con la migración y 
movilidad por economía y educación, la alta 
probabilidad de embarazos no planificados 
en esa etapa y una noción de agencia como 
parte de ser jóvenes. Los estudios se guían en 
su mayoría por un enfoque cualitativo que 
permite ingresar a los sentidos que dan las y 
los jóvenes a su propia juventud y las 
estrategias que generan frente a las 
posibilidades que les dan su entorno, el 
Estado y el mundo global. Ese contexto, en 
sus diversas dimensiones, es fundamental 
para entrar a conocer a las juventudes rurales 
ya que estas, en su noción de piki chakis, 
generan y resignifican estrategias de su 
entorno para hacer frente a las situaciones de 
vulnerabilidad que los rodea.  
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