Las juventudes rurales bolivianas desde la
literatura.

Bolivian rural youth through literature.
Andrea Alemán Andrade (*)

Reseña bibliográfica.
(*) Andrea Aleman Andrade es comunicadora social y socióloga de nacionalidad boliviana.
Doctoranda en el programa doctoral en Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad
Mayor de San Simón, Bolivia, en coordinación con la Universidad de Gotemburgo, Suecia
(Beca ASDI). Actualmente es docente a tiempo completo de la Universidad Católica
Boliviana “San Pablo”.
ORCID: https://orcid.org/0000­0001­5914­0364
CE: aaleman@ucb.edu.bo

Recibido: 04.09.2024 Revisado: 29.10.2024 Aceptado: 4.12.2024





ISSN 2074­0700 / e­ISSN 2788­8452 111

Con­Sciencias Sociales, 16(31): 111 ­ 122, diciembre 2024
ISSN 2074­0700 / e­ISSN 2788­8452

https://doi.org/10.35319/consciencias.202431159

ALEMÁN ANDRADE, Andrea (2024). “Las juventudes rurales bolivianas desde la
literatura”. Con­sciencias Sociales, AÑO 16 – N° 31 – diciembre 2024. pp.111­122.
Universidad Católica Boliviana “San Pablo”, Sede Cochabamba.

Resumen
Como parte de la revisión bibliográfica de la
literatura de una investigación doctoral que
busca comprender la construcción de
aspiraciones de jóvenes universitarios de la
Región Andina de Cochabamba, Bolivia, en
medio de las dinámicas entre lo local y
global, nacen preguntas respecto a las
conceptualizaciones contemporáneas de
juventudes rurales. ¿Cómo son las juventudes
rurales bolivianas? ¿Cómo se conciben desde
estudios previos? En ese sentido, el presente
artículo realiza un estado de arte de artículos
científicos publicados entre el 2018 y 2024
sobre juventud rural boliviana para aportar
con un estado del arte al respecto. La
literatura específica sobre la temática en
revistas indexadas es limitada. Las
investigaciones halladas presentan al joven
rural boliviano desde la movilidad constante.
Asimismo, las conceptualizaciones de la
juventud rural boliviana pueden verse
evidenciando sus vulnerabilidades, pero
también la potencialidad de su agencia.
Palabras clave: juventud, joven rural,
estudio bibliográfico, Bolivia

Abstract
As part of the literature review for doctoral
research that seeks to understand how the
aspirations of young university students in
the Andean region of Cochabamba, Bolivia,
are shaped by both local and global
dynamics, key questions arise regarding
contemporary conceptualisations of rural
youth. What characterises Bolivian rural
youth? How have they been understood in
previous studies?
This article addresses these questions by
conducting a state­of­the­art review of
scientific articles published between 2018
and 2024, focusing on Bolivian rural youth.

The available literature on this specific
demographic in indexed journals is notably
limited. However, the research presents
Bolivian rural youth as a population marked
by constant mobility. Furthermore,
conceptualisations of Bolivian rural youth
reveal not only the vulnerabilities they face
but also the significant potential of their
agency. By examining these dimensions, this
article contributes to a broader understanding
of Bolivian rural youth and their role within
shifting socio­cultural and economic
contexts.
Keywords: youth, rural youth, literature
reviews, Bolivia

Resumo
Como parte da revisão bibliográfica da
literatura de uma pesquisa de doutorado que
busca compreender a construção de
aspirações de jovens universitários da Região
Andina de Cochabamba, Bolívia, em meio à
dinâmica entre o local e o global, surgem
questões sobre a conceituações
contemporâneas da juventude rural. Como
são os jovens rurais bolivianos? Como eles
são concebidos a partir de estudos anteriores?
Nesse sentido, este artigo faz um estado da
arte dos artigos científicos publicados entre
2018 e 2024 sobre a juventude rural boliviana
para contribuir com um estado da arte neste
sentido. A literatura específica sobre o tema
em revistas indexadas é limitada. As
pesquisas encontradas apresentam a
juventude rural boliviana em constante
mobilidade. Da mesma forma, as
conceptualizações da juventude rural
boliviana podem ser vistas como
evidenciando as suas vulnerabilidades, mas
também o potencial da sua agência.
Palavras­chave: juventude, juventude rural,
estudo bibliográfico, Bolívia

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Año 16, nº 31, diciembre 2024CON ciencias Sociales

Antecedentes
Retomar el tema juventud en Bolivia y
Latinoamérica implica considerar cultura,
historia, globalización, colonización,
capitalismo, raíces culturales, migración,
educación, empleabilidad, espacios digitales,
entre otros elementos que son parte de ello.
Explorar desde la teoría y el empirismo la
categoría juventud es generar una radiografía
de la sociedad. A partir de ello se puede
develar la situación que vive un país, una
región e, incluso, la situación global.
Fue en 1985 que la Organización de las
Naciones Unidas (ONU) proclamó el Año
Internacional de la Juventud. Ello como
resultado de tres fenómenos vividos en las
décadas de 1970 y 1980: la expansión
educativa, la crisis en el acceso al mercado
laboral y la emancipación familiar tardía
(Elías et al., 2020, p. 28). Es en esa misma
década, específicamente en 1978, que Pierre
Bourdieu presenta una primera reflexión
sobre juventud. El autor realiza su análisis
concibiendo a la juventud como una simple
palabra o categoría que toma cuerpo a partir
de la cultura (Bourdieu, 1993). Su reflexión
sobre ser joven invita a la academia a analizar
esta categoría desde relaciones de poder,
género y clase; otorgando agencia a las y los
jóvenes entre la coerción y cohesión con las
estructuras económicas, políticas y
expectativas locales (Cazzuffi et al., 2020).
A partir de la proclamación de la ONU en
1985 y la reflexión de Pierre Bourdieu se
generó en América Latina un cambio de
percepción con relación a ser joven que fue
acompañado de estudios culturales
relacionados a las juventudes. Hasta ese
momento, los estudios latinoamericanos
socioculturales ignoraban la dimensión
generacional. Como señala Carles Feixa, eso
se debe a que “la gran mayoría de
latinoamericanos pertenecientes a los

sectores subalternos tienen una temprana
incorporación a la vida adulta” (2018, p. 93).
Desde ese punto de partida, los estudios de
juventudes se convierten en Latinoamérica en
objeto de estudio de la Sociología, Estudios
Culturales y Estudios de Género. Tanto la
academia como organismos internacionales,
gobiernos y organizaciones no
gubernamentales comienzan a prestar
atención a esta categoría. En ese sentido,
trabajan temáticas sobre jóvenes con relación
a trabajo, sexualidad, pobreza y consumo
cultural (Elizalde, 2003, p. 43).
Desde este punto de vista, la reflexión sobre
juventudes se abre más allá de los mismos
rangos de edad. Si bien Naciones Unidas
considera que la juventud se halla en el rango
de los 16 a los 24 años (Naciones Unidas,
2022) y el Estado Plurinacional de Bolivia
establece como referencia a la población
entre los 16 a los 28 años (Ley de la juventud,
2013), incluso, el rango llega a abrirse de 12
a 35 años (Nilan & Feixa, 2006), varios
autores concuerdan que el interés de los
estudios sobre jóvenes va más allá de las
limitaciones de edad (Bourdieu, 1993; Nilan
& Feixa, 2006; Reguillo, 2012). Desde la
mirada cultural, la identidad y el significado
de ser joven se construyen como actores
sociales creativos, con relación a variables
como el consumo cultural y los movimientos
sociales (Nilan & Feixa, 2006). Apoyando
esta noción, Rossana Reguillo (Reguillo,
2012) expone que, quien es o no joven no se
basa en delimitaciones biológicas,
corroborando a Bourdieu (2002), sino que se
comprende a las juventudes como grupos
sociales con historia y bagaje cultural más
allá de la misma edad.
Es así como aparecen autores en las Ciencias
Sociales que trabajan la temática con un
enfoque cultural y con conciencia política
sobre las prácticas juveniles. En la literatura

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generada en Latinoamérica se presentan
autores que abren los estudios de juventud
latinoamericana como Rossana Reguillo,
Néstor García Canclini y Carles Feixa. Entre
su bibliografía encontramos: Generación XX.
Teorías sobre la juventud en la era
contemporánea (Feixa, 2006), Cultura y
desarrollo: Una visión distinta desde los
jóvenes (García Canclini & Urteaga, 2011) y
Culturas juveniles: Formas políticas del
desencanto (Reguillo, 2012), propuestas que
evidencian a la juventud desde la
complejidad de sus prácticas culturales.
Hablar con/de/sobre las/los jóvenes, implica,
a partir de tales autores, ingresar al ámbito de
la identidad, y, con ello, de consumo cultural.
Reguillo, en su artículo El lugar desde los
márgenes. Músicas e identidades juveniles
(2000a), señala que las “prácticas, la música
y el habla, la estética y las relaciones con la
tecnología operan hoy como marcadores
culturales de las identidades, especialmente,
aunque no de manera exclusiva, en el ámbito
de las culturas juveniles” (Reguillo, 2000, p.
41). Los estudios centrados en jóvenes
recogen estos elementos que componen la
esencia misma de ser joven, comprobando la
diversidad de esta categoría.
El avance de estas investigaciones pasa por
diversas etapas de la juventud que fueron
sistematizadas por Carles Feixa (2018) desde
una relación entre la juventud y el avance de
las TIC (Tecnologías de Información y
Comunicación). A partir de ello, categoriza a
los estudios de juventud y a las juventudes
en: Generación de las tribus (del 85 a la
década de 1990), Generación X (de la década
de 1990 a inicios del 2000), Generación @
(entrada al nuevo milenio) hasta llegar a la
Generación # (Feixa et al., 2016, p. 112). A
diferencia de la Generación @, la Generación
# es definida como “la generación internet o
de la red”, la cual llega a ser “la generación

de las redes o de la web social” (Feixa et al.,
2016, p. 112). Estas categorías relacionadas
con el acceso y uso de TIC por jóvenes
difieren de las generaciones globalmente
conocidas como Generación X (1960 a
inicios de 1980), Generación Y o millennials
(inicios de los 80 a inicios del siglo XXI) y
la Generación Z (inicios del siglo XXI hasta
el presente). Si bien los estudios pueden
hallarse adscritos a estas distintas etapas, las
desigualdades y brechas digitales
descubiertas en el acceso a la tecnología, a la
educación, acceso a caminos o, incluso,
servicios básicos, no podrían homogenizan a
los jóvenes como parte de generaciones
globalmente establecidas por el uso de la
tecnología. En ese sentido, las categorías
mencionadas podrían ser reconocidas como
urbanocéntricas globales.
Ello conlleva a pensar en las juventudes
rurales bolivianas y la crítica a ser leídas
desde las categorías de generaciones creadas
a partir del consumo de internet. En Bolivia
es recién entre mitades de los 1990 y la
primera década del 2000 que sobresalen los
estudios relacionados con juventud. Este
avance se debe, en gran medida, a los fondos
otorgados por la Fundación para la
Investigación Estratégica en Bolivia – PIEB
que promovía estudios de jóvenes sobre las
juventudes bolivianas (Tórrez, 2013).
Siguiendo la ola latinoamericana, estos
estudios parten de la cultura e identidad de
jóvenes, con una mirada del joven (a)político
que se centra, generalmente, en el ámbito
urbano (Lara et al., 2009; López et al., 2006;
Samanamud et al., 2007; Tórrez et al., 2003;
Vargas et al., 2006; Yapu et al., 2008). El 73%
de las investigaciones realizadas con fondos
del PIEB estudian las dinámicas del joven
urbano desde sus identidades culturales,
política y democracia, empleo, investigación
social, delincuencia, entre otras temáticas

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(Tórrez, 2013). Si bien solamente el 6% de
los estudios generados con este
financiamiento se hallan localizados en el
área rural de Bolivia (Tórrez, 2013, p. 13), se
traza en varios estudios al joven urbano que
vive en barrios periurbanos con experiencias
migracionales del campo a la ciudad.

Hasta este punto, es visible que los
estudios de juventud rural boliviana no
han sido muy desarrollados, centrando la
atención en el joven urbano con
procedencia rural. Ya el 2014, Tito Soliz
junto a otros autores, señalan lo
siguiente:

En todos estos hechos y en los estudios que
los reseñan, hay algo en común: los jóvenes
a quienes se menciona son jóvenes urbanos,
y sólo en algunos casos, jóvenes rurales. Esta
omisión, que podría considerarse como un
“olvido”, suele explicarse argumentando una
probable debilidad de la juventud rural como
actor social específico, y de allí su escaso
protagonismo en las problemáticas sociales
que atraviesa el país (Soliz Tito et al., 2014,
pp. 10­11).
Gran parte de la literatura boliviana ha
invisibilizado el aporte de los jóvenes del
área rural en diversos espacios sociales y
políticos como las marchas indígenas de los
1990, luchas en defensa del Territorio
Indígena y Parque Nacional Isibore Sécure –
TIPNIS (2011 – 2012) o el proceso
constituyente (2006 – 2008) (Soliz Tito et al.,
2014, p. 11). Existen momentos clave
históricos donde participaron, así como la
propia cotidianidad de las y los jóvenes
rurales, que hasta el momento ha sido
levemente explorada.
Tomando tales antecedentes, esta revisión de
literatura plantea realizar una exploración de
bibliografía respecto a la aproximación de las
juventudes rurales bolivianas en los

últimos siete años (2018 al 2024) a fin de
conceptualizarlas teóricamente. Una
limitante del estudio fue la breve producción
intelectual al respecto en revistas científicas
indexadas. Ello puede ser evidencia de una
escasa preocupación por la juventud rural
boliviana o juventudes indígenas.
Un estudio sobre jóvenes indígenas en Latino
América (Mendoza Zapata et al., 2020)
menciona que existen investigaciones de
juventud con relación a políticas públicas,
movimientos estudiantiles, culturas juveniles
o la condición juvenil en el siglo XXI, más
“el tema de juventud indígenas no ha tenido
una presencia significativa como objeto de
estudio” (Mendoza Zapata et al., 2020, pp.
366­367). Caso que parece reproducirse en
país boliviano. Asimismo, también podría
deberse a la cultura académica de
publicaciones a nivel Bolivia. Varios de los
resultados de investigación se pierden en
distribuciones internas no llegando a ser parte
de plataformas bibliográficas digitales.

Materiales y métodos
Para el estado del arte se plantó como
objetivo determinar la noción de juventud
rural boliviana a partir de la literatura
publicada en revistas indexadas del 2018 al
2024. Se realizó la exploración con las
palabras clave “jóvenes” “rurales” “Bolivia”
y “rural” “youth” “Bolivia” en diversos
buscadores como Scopus, Dialnet y Redalyc.
En los buscadores la información hallada ha
sido escasa. En Google Scholar se otorgaron
531 artículos sobre juventudes rurales, de los
cuáles solamente siete son específicamente
de la temática requerida entre los años 2018
al 2024, los cuales se repiten con los tres
hallados en Dialnet.
A partir de la lectura sistematizada de los
artículos, se trabajó el análisis con dos

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preguntas clave propuestas por Guevara
Patiño (2016, p. 170) “¿dónde estamos?” que
permite el análisis del objeto de estudio,
logros alcanzados, evidenciando vacíos y lo
no dicho, y “¿a dónde podemos llegar?”, que
cierra el análisis con preguntas, argumentos,
tesis sobre el objeto de conocimiento.
La mayor parte de los artículos revisados
trabajan con métodos cualitativos que
incluyen la revisión de narrativa y discurso
de jóvenes. Solamente uno de ellos trabaja
con un estudio mixto.

Jóvenes rurales bolivianos
En los últimos años, autores que trabajan con
las juventudes rurales bolivianas mantienen
la noción conceptual respecto a ser joven
rural desde la pluralidad concebida por
investigaciones previas (Soliz Tito et al.,
2014), refiriéndonos a ellos como jóvenes y
juventudes rurales. Desde las reflexiones
respecto a la temática, Weimar Iño reconoce
estas diversas multiplicidades y
especificidades de ser joven rural boliviano
sin un intento por universalizarlos ni
homogeneizarlos (2021a, p. 226). En ese
sentido, la literatura prioriza la necesidad de
analizar a las juventudes con historia,
contexto, espacio y territorio, tanto para la
comprensión de sus prácticas cotidianas,
como para la percepción de sus proyectos de
vida, resaltando la importancia de la lógica
familiar comunitaria en sus vidas (Iño,
2021a; Rivero Herrera, 2021).
Iño (2021a) traza a partir de una revisión
literaria dos perspectivas para abordar la
temática de jóvenes rurales como sujetos
sociales. Por un lado, se halla su invisibilidad
en la academia y políticas públicas y, por el
otro, se los presenta como agentes de cambio.
En este punto, el autor menciona la
correspondencia que realiza Klaudio Duarte
(2013) entre la exclusión y desigualdad social

en la que viven las juventudes rurales, no
solamente con relación a lo generacional,
sino también a lo espacial. Se hallan las
“pocas oportunidades laborales fuera del
ámbito familiar, limitado acceso a la
educación, baja calidad de la oferta
educativa, falta de acceso a la educación
sexual y reproductiva, violencia familiar,
trabajo y maternidad temprana” (Iño, 2021a,
pp. 226­227).
Una preocupación evidente es el embarazo
adolescente como parte de la realidad a nivel
nacional que afecta a las juventudes rurales,
pero también urbanas. Por ejemplo, en el
departamento de Cochabamba durante el
2022 se registraron 5747 embarazos de niñas,
adolescentes y jóvenes de 10 a 19 años (15 a
16 embarazos adolescentes cada día); 2929
se concentran en la región metropolitana,
1247 en el trópico, 614 en el Cono Sur, 507
en los Valles y 450 en la Región Andina
(Cossio Mercado, 2023). Ello podría
relacionarse con diversos aspectos como los
económicos, educacionales, culturales,
intereses y aspiraciones de las y los jóvenes,
pero también con la escasez de políticas y
acciones de cuidado de esta población.
Por otro lado, está la perspectiva de las
juventudes rurales como “sujeto de derechos,
agentes de cambio y actores sociales” (Iño,
2021a, pp. 226­227). En esta forma de ver a
la juventud se genera una separación con la
“dominación adultocentrista”, predominando
su agencia y posibilidad de cambio social
(2021a, pp. 226­227). Esta perspectiva difiere
de la primera expuesta, donde prima lo
institucional y presenta a las juventudes como
una población vulnerable, invisibilizando
muchas veces sus estrategias, modos de vida
e interacciones.
Al hablar de jóvenes rurales traemos el
bagaje de su relación con actividades
agrícolas que parten de su territorialidad y

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contexto. En ese sentido, se detecta la
relación entre juventudes rurales integrada a
diferentes tipologías sociales como
indígenas, agricultores, campesinos, afros,
colonizadores, residentes, etc. (Iño, 2021a, p.
226).
Entre esas posibles identidades, no se pierde
de lado la identidad de joven que se relaciona
con la posibilidad de mayor “autonomía­
independencia, trabajo y estudio, ejercicio de
derechos y cumplimiento de deberes” (Iño,
2021a, p. 246). El autor menciona que esas
identidades que van acompañadas de las
posibilidades de ejercer cierta autonomía por
hallarse en la etapa de juventud no se
desprenden de “discursos institucionales
adultocéntricos” (2021a, p. 246). Estos se ven
en los ritos de paso a la adultez y la exigencia
de experiencia. Es así como ser joven rural
boliviano, hasta este punto, implica la
multiplicidad de significaciones ligadas a la
misma etapa de juventud, identidad étnica
conectada con el territorio y la presencia de
discursos institucionales.
La territorialidad es fundamental en la
definición de las juventudes rurales. Ello
conlleva lo cultural, la identidad de origen, el
idioma, la memoria (historia), la cuestión
social relacionada con la familia y
comunidad, y el retorno estacional a sus
comunidades y municipios (Iño, 2021a, p.
246). Bien menciona Rivero Herrera (2021)
que, así como está su vinculación constante
con la comunidad de origen, también es
visible la integración campo – ciudad como
una característica fundamental de las
juventudes rurales.
Sus perspectivas a futuro se relacionan con
esta noción territorial extendida entre el
campo y la ciudad. Rivero Herrera (2021, pp.
127­128) señala que, si bien sus proyectos
podrían desarrollarse en la comunidad, no se

deslindan de la realidad urbana, lidiando
diversos escenarios sociales, entre sus
propias capacidades y lo que observan en
otras culturas.

Jóvenes rurales, movilidad y migración
Los estudios de juventud rural boliviana
tienen en común el tema de la movilidad y
migración (Iño, 2021b; Lewandowski et al.,
2018; Rivero Herrera, 2021). Tanto niños,
niñas, adolescentes y jóvenes, como sus
padres y abuelos, ven los procesos de
movilidad, migración y desplazamientos de
manera naturalizada dadas las trayectorias
históricas territoriales y de movilidad que
forman parte de su vida por siglos
(Lewandowski et al., 2018, p. 98).
Lo que se modifica en los tiempos actuales
se relaciona a las condiciones laborales y
trabajos que realizan, así como los roles que
desempeñan a nivel familiar, saliendo de las
actividades familiares para ingresar a trabajos
remunerados salariados o con patrones (en el
caso del oriente), empresas u oficios
informales considerados no cualificados, o
expectativas con relación a estudio
(Lewandowski et al., 2018; Rivero Herrera,
2021). En ese sentido, jóvenes del área rural
se enfrentan al mundo urbano
introduciéndose a lógicas económicas
capitalistas y luchas identitarias que se
desenvuelven entre la sinergia del mundo
rural con el urbano.
En la revisión bibliográfica realizada por Iño
(2021a) se menciona tres perspectivas del
estudio de jóvenes rurales y migración: 1.
Reproducción del mundo rural, dejando a
adultos mayores en las comunidades y
municipios; 2. Rito hacia la adultez, lo que
implica fortalecer el capital económico,
social y simbólico que marca el ser adulto y
3. Expectativas de vida de las y los jóvenes

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rurales ligados a trabajo y educación (2021a,
pp. 229­230). Ya sea por cualquiera de las
tres razones de migración de las juventudes
rurales, esta les concede prestigio social entre
pares ( 2021b, p. 101).
Más que migración, las y los jóvenes viven
en movilidad constante entre el área urbana
y la rural. La salida de la comunidad implica
el retorno que se da por los lazos familiares
y comunarios; por ejemplo, se hallan las
fiestas religiosas, el retorno para aportar en
actividades agrícolas, en muchos casos los
fines de semana, y más si tienen
responsabilidades políticas, sociales,
culturales, económicas y productivas (Iño,
2021b, p. 101). Se ejercen las nociones de
multilocalidad (Cielo & Antequera Durán,
2011).
También está el tema de la migración al
exterior. Rivero Herrera menciona que esta
migración se relaciona a aspiraciones
laborales, acumulación de capital económico
y el retorno al país a fin de construir una
vivienda o abrir un negocio (2021, p. 134).
Esa migración los aleja de la vida rural,
donde en la mayoría de los casos no
encuentran trabajo ni una remuneración
esperada.
La migración se convierte, entonces, en una
actividad común en las culturas juveniles
rurales bolivianas, siendo parte de la misma
cotidianidad.

Jóvenes y movilidad por educación
La literatura revisada por Iño evidencia la
migración por educación como un proceso
que se relaciona a lograr una mejor calidad
de vida, se revisan las trayectorias educativas
en contextos universitarios, el
acompañamiento familiar en la migración, la
adaptación a contextos urbanos y a la
universidad (Iño, 2021b, pp. 86­87). En la

revisión literaria realizada por el autor
respecto a juventudes rurales en la
universidad, se presentan estudios que van de
la mano de replantear/repensar su identidad,
tanto desde la entrada de la aculturación,
como de la autoidentificación y afirmación
de esta (Iño, 2021b, p. 87).
Por otro lado, este tipo de migración
representa movilidad social, es decir,
incremento del capital social y cultural.
Como bien señala Iño, la migración por
estudio genera expectativas respecto a
mejorar las condiciones de vida individual y
familiar (Iño, 2021b, p. 102). En un estudio
realizado por Lewandowski junto a otros
autores en el área rural de Beni (2018), la
primera razón de migración en el área es por
educación y la segunda por trabajo. El 41%
de los informantes migraron por razones de
estudio, ya sea por las escasas unidades
educativas con secundaria en el área, como
para acceder a la universidad (Lewandowski
et al., 2018, pp. 83­84). Se debe tomar en
cuenta, también, que en los municipios
rurales sí existe una formación alternativa
post bachillerato, a nivel nacional se
encuentran los Centros de Educación
Alternativa que presentan formación en
técnico superior.
En el caso del oriente boliviano,
específicamente en Beni, la migración
también es visible por cuestiones de
movilidad social y acceso a la educación,
tomando en cuenta que las características del
trabajo de niñas, niños y adolescentes no es
la misma que en el área rural andino
(economía familiar). En esa área se evidencia
el modelo capitalista en las lógicas laborales,
lo cual lleva a un trabajo infantil no
remunerado (Lewandowski et al., 2018, pp.
80­81). La organización territorial aún por
hacienda y la distancia para llegar a los
centros educativos representan una distancia

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al acceso a educación (Lewandowski et al.,
2018, pp. 80­81).
A partir del año 2014 el gobierno otorga el
Bono a la Excelencia a un hombre y a una
mujer bachiller de cada unidad educativa. El
bono consiste en Bs. 1 000 y en un cupo a las
universidades públicas del país. Ello
promueve la migración campo – ciudad para
el ingreso de las y los becarios a la
Universidad Pública. A partir de su estudio,
Estrella Rivero menciona lo siguiente:
Las aspiraciones de estos jóvenes estudiantes
al igual que los que están saliendo bachilleres
no se centran en la formación de una familia,
estos le ponen menos acento a casarse y tener
hijos. Sus ideales son más bien de tipo social,
algunos tienen metas políticas, desde
pertenecer a centros de estudiantes hasta
pensar algún día en llegar a ser presidente de
Bolivia. (Rivero Herrera, 2021, pp. 135­136)
A partir de la promoción de la educación rural
secundaria en diversos sectores, aparece
como aspiración la educación universitaria.
La misma, va acompañada de replantearse la
situación familiar, el tener hijos, aparecen
expectativas y aspiraciones con relación a la
educación, así como mayores posibilidades
para alcanzar estudios superiores.

Reflexiones finales
Los estudios sobre juventudes rurales
bolivianas en revistas indexadas son escasos.
Desde la década de 1970 aparece el interés
por estudiar a las y los jóvenes en
Latinoamérica, y, por ende, en Bolivia. A
fines de 1990 e inicios del 2000 se genera
una serie de investigaciones al respecto que
se centra, en general, en jóvenes urbanos,
aunque de procedencia rural. Incluso,
actualmente, es escasa la literatura generada
en el medio respecto a las juventudes rurales
presente en revistas científicas indexadas.

Ello evidencia una necesidad por la academia
boliviana de poner mayor atención a estos
actores sociales que traen consigo un bagaje
cultural, social, territorial, económico que
podría aportar a la comprensión micro y
macrosocial y económica del país.
Iño (2021a) detecta dos aproximaciones
comunes para estudiar a las juventudes
rurales. Por un lado, está la mirada de los
jóvenes desde sus vulnerabilidades (limitadas
oportunidades laborales, acceso a la oferta
educativa, educación sexual), y por el otro la
mirada desde sus potencialidades como
actores sociales con agencia. Ambas
perspectivas van acompañadas de la
posibilidad de ejercer cierta autonomía de
las/y los jóvenes, pero también de discursos
que emergen desde las instituciones con un
enfoque adultocéntrico.
Otra característica detectada de los estudios
de juventud rural boliviana es la movilidad y
migración que es parte de esta etapa de vida
en el medio (Iño, 2021b; Lewandowski et al.,
2018; Rivero Herrera, 2021). Ese proceso no
es considerado como un fenómeno actual, es
una práctica naturalizada por siglos que aún
se ejerce, a pesar de que las motivaciones y
actividades sean diferentes. La migración y
movilidad fortalece los capitales económico,
social, cultural y simbólico de la/el joven
frente a sus pares.
Por otro lado, tanto la movilidad constante
como la migración arman una extensión entre
los urbano y lo rural. A pesar de la salida de
la comunidad, prevalecen los lazos familiares
y comunales, el retorno según el ciclo
agrícola, las festividades, responsabilidades
con la comunidad, e incluso los fines de
semana. Este análisis traza la imagen del
joven rural boliviano como un piki chaki (pie
de pulga en quechua), quien se desplaza por
diversos territorios con rapidez y dejando su

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huella. La multilocalidad es parte de sus
estrategias y esencia. Los estudios lo develan
como un ser con agencia que se desplaza para
hallar oportunidades económicas o
educativas fuera de su territorio natal.
Ser joven rural boliviano implica una relación
constante con el territorio y la comunidad,
incluso si la migración es por educación. Los
estudios de migración por educación de
jóvenes rurales que van a la universidad están
de la mano del replanteamiento de su
identidad, ya sea para repensar quiénes son
como para reafirmarse a sí mismos.
Es fundamental considerar que ninguno de
los artículos hallados habla de la vinculación
de la juventud rural boliviana con la
tecnología, el Internet y sus expresiones
digitales. ¿Es ello un alcance o una práctica
que tienen los jóvenes rurales actualmente?
Hablamos de su vinculación constante entre
lo urbano y lo rural, pero ¿qué pasa con la
vinculación entre lo rural y el mundo global
/ digital? El tema no es recurrente en las
investigaciones revisadas, más las preguntas
se mantienen vigentes para propuestas de
investigación a futuro. Bien señalan estudios
en la primera década del 2000 que estudiar a
las y los jóvenes implica comprender sus
prácticas y consumo cultural (Nilan & Feixa,
2006). Desde la literatura, las miradas de las
investigaciones sobre la juventud rural
boliviana desarrollan elementos como
migración, movilidad y trayectorias en
territorios físicos, más el movimiento de la
juventud rural boliviana en Internet no deja
de ser un espacio para profundizar.
Finalmente, la noción de juventud rural
boliviana a partir de la literatura publicada en
revistas indexadas del 2018 al 2024 visibiliza
categorías relacionadas con la migración y
movilidad por economía y educación, la alta
probabilidad de embarazos no planificados
en esa etapa y una noción de agencia como

parte de ser jóvenes. Los estudios se guían en
su mayoría por un enfoque cualitativo que
permite ingresar a los sentidos que dan las y
los jóvenes a su propia juventud y las
estrategias que generan frente a las
posibilidades que les dan su entorno, el
Estado y el mundo global. Ese contexto, en
sus diversas dimensiones, es fundamental
para entrar a conocer a las juventudes rurales
ya que estas, en su noción de piki chakis,
generan y resignifican estrategias de su
entorno para hacer frente a las situaciones de
vulnerabilidad que los rodea.

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