ISSN 2074-0700 / e-ISSN 2788-8452 · 15
¿PARLAMENTARISMO EN BOLIVIA? UNA MIRADA AL
PRESIDENCIALISMO ESPERPÉNTICO DE LUIS ARCE
CATACORA
PARLIAMENTARIANISM IN BOLIVIA? A LOOK AT
THE “ESPERPÉNTICO” PRESIDENTIALISM OF LUIS
ARCE CATACORA
Rodrigo René Cruz Apaza
rodriggcruz@gmail.com
Boliviano. Abogado formado en la Universidad Mayor de San Simón (Cocha-
bamba, Bolivia). Diplomado en Docencia Universitaria basado en la Neuro-edu-
cación y Competencias. Investigador independiente en materia constitucional y
procesal constitucional. Miembro de la Asociación peruana IUXTA-LEGEM.
Correo electrónico: rodriggcruz@gmail.com ORCID: http://orcid.org/0000-
0003-1043-5932.
Esta obra está bajo una licencia de Creative
Commons CC BY-NC 4.0
CRUZ, Rodrigo. (2022). ¿Parlamentarismo en Bolivia? una mirada al
presidencialismo esperpéntico de Luis Arce Catacora. Con-Sciencias
Sociales, Año 14 - Nº 26 - 1.er semestre 2022 pp. 15-26 Universidad
Católica Boliviana “San Pablo”. Cochabamba
Con-Sciencias Sociales, 14(26): 15 - 26, enero-junio 2022
ISSN 2074-0700 / e-ISSN 2788-8452
DOI: https://doi.org/10.35319/consciencias.202226134
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RESUMEN
Diversas críticas se han formulado sobre los primeros meses
de gobierno del presidente Luis Arce Catacora: Ora carencia
de hegemonía, ora injerencia del expresidente Juan Evo Mo-
rales Ayma, entre otras; no obstante, desde nuestra perspectiva
varias han sido formuladas sin rigurosidad académica. Es por
tal móvil que el presente escrito analizará la dinámica del sis-
tema de gobierno en Bolivia durante el primer año del actual
jefe de Estado, porque a partir de él, podremos observar una
desfiguración del sistema presidencial que nos rige.
Palabras Clave: Parlamentarismo, Luis Arce, esperpéntico.
ABSTRACT
Several criticisms have been made about the first months
of President Luis Arce Catacora’s government: either lack
of hegemony, or interference of former President Juan Evo
Morales Ayma, among others; however, from our perspective,
several have been formulated without academic rigor. It is for
this reason that this paper will analyze the dynamics of the go-
vernment system in Bolivia during the first year of the current
head of state, because from it, we will be able to observe a
disfigurement of the presidential system that governs us.
Key Words: Parliamentarism, Luis Arce, esperpéntico.
RESUMO
Várias críticas foram feitas sobre os primeiros meses do
governo do presidente Luis Arce Catacora: ora falta de hege-
monia, ora interferência do ex-presidente Juan Evo Morales
Ayma, entre outras; no entanto, do nosso ponto de vista,
vários foram formulados sem rigor acadêmico. É por esta
razão que este trabalho analisará a dinâmica do sistema de
governo na Bolívia durante o primeiro ano do atual chefe de
Estado, pois a partir dele, podemos observar uma desfiguração
do sistema presidencialista que nos governa.
Palavras-chave: Parlamentarismo, Luis Arce, grotesco.
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1.INTRODUCCIÓN
El 8 de noviembre de 2020 la presidencia del Estado es
asumida por Luis Arce Catacora, y algunos vaticinadores
afirmaron que este suceso significaba el fenecimiento de la
era de Juan Evo Morales Ayma, expresidente del Estado, en
la arena política. Desde una óptica formal la aseveración es
verídica, Morales no ocupa ningún sitial en la rama ejecutiva
del Estado; pero, si partimos desde otro ángulo, uno fáctico,
se puede constatar que este personaje aun continuó ejerciendo
poder político, el cual generó tensión en el país entre oposito-
res y partidarios del MAS-IPSP, y entre los mismos adeptos
de dicho movimiento social.
El fenómeno político que acaeció de 2020 a 2021 es asaz
inquietante, la presencia del acostumbrado presidencialismo
formidable en Bolivia comenzó a desdibujarse. En el gran
tablero gubernamental yacía no una cabeza, sino dos. Ergo,
en aras de cavilar la operatividad del sistema presidencial en
Bolivia se procede a realizar un abordaje normativo-empírico
(metodología que prioriza el análisis del contexto socio-jurídi-
co vigente) inspirado en el género esperpéntico (estilo literario
que describe la realidad con un talante grotesco y deformado)
sobre el primer año de gobierno del presidente Arce, el cual, si
lo observamos con lentes más amplios y flexibles, nos exhibe
la presencia de cierta práctica parlamentaria en el país.
2. SISTEMA PARLAMENTARIO
En doctrina se habla convencionalmente de tres de formas de
gobierno contemporáneas: Parlamentarismo, presidencialismo
y semi-presidencialismo. Focalizándonos en la primera, esta
tiene por órgano de poder protagonista al “parlamento”, una
institución legisferante, fiscalizadora, deliberante y colegiada,
que según algunos profesores sería una invención del ingenio
inglés (Loewenstein, 1969, p. 7).
No es de extrañar que en manuales de Derecho constitucional
y ciencia política del siglo XX se elogie a Inglaterra como la
“Cuna del parlamentarismo”, siendo el Big Ben su símbolo y
la carta magna de 1215 su base. No obstante, esto es un dog-
ma que ha sido rebatido por diversas fuentes actuales; el pro-
fesor John Keane de la Universidad de Westminster publicó
el 2009 su obra “The life and Death of Democracy”, expone
una serie de datos históricos relevantes, entre ellos, que la
institución parlamentaria no nace en Inglaterra, ya que su cuna
estaría situada en la península ibérica, siendo España el artífi-
ce durante el mandato de Alfonso IX; al respecto señala:
[…] en aquel triángulo principesco formado por
nobles, obispos y ciudadanos, nació la práctica de la
representación parlamentaria. Fue en la antigua ciudad
romana de León, ahora amurallada, que en marzo
de 1188 –una generación completa antes de la Carta
Magna de 1215 del rey Juan de Inglaterra– Alfonso IX
convocó a las primeras cortes de la historia, bautizadas
con el término local utilizado tanto para el consejo de
la ciudad como para la ciudad misma en la que residía
el rey (Keane, 2018, p. 195).
La UNESCO secunda este redireccionamiento del lugar de
origen del parlamento, organización que sostiene: “El corpus
documental de Los “DECRETA” (o Decretos) de León de
1188 contiene la referencia al sistema parlamentario europeo
más antigua que se conozca hasta el presente” (UNESCO,
2017).
Lo expuesto hasta aquí no pretende menguar el aporte de la
práctica constitucional inglesa, porque quizás “Inglaterra no
es el asiento de invención del Parlamentarismo como gobierno
representativo, pero sí aquel Estado que en su ejercicio se ha
empeñado en perfeccionarlo y que además, sirvió de arquetipo
referencial para otros países como India o Israel” (Cruz, 2021,
p. 112).
Culminado el breve repaso histórico, abordemos la dinámica
gubernamental de este sistema a partir de realidad monárquica
y republicana. En Reino Unido participan del ejercicio del
poder público los siguientes actores: Parlamento, gabinete mi-
nisterial, jefe de gobierno, jefe de estado y el tribunal supremo
de justicia.
Para el presente estudio nos interesa la particularidad estructu-
ral del departamento ejecutivo; éste se escinde en dos institu-
ciones: La jefatura de Estado es encomendada al Monarca y
la jefatura de Gobierno al premier o primer ministro. A fin de
evitar críticas, antes de continuar es menester precisar que la
nomenclatura varía cuando es una república la que adopta esta
forma, p. ej., en Italia la primera jefatura la tiene el presidente.
La jefatura de Estado faculta a su titular a ocupar una posición
protocolar (Badeni, T. II, 2da ed., p. 1634), porque tiene entre
el elenco de sus labores: La representación internacional de
la nación, ser símbolo de unidad nacional, y desplegar una
política neutral y arquitectónica ante posibles tensiones de los
órganos de poder que degeneran en estancamientos infructuo-
sos. Sobre este punto los profesores Zagrebelsky, Marcenò y
Pallante explanan que: “la función del presidente es altamente
política, si por política se entiende el cuidado de los intereses
públicos supremos que, en tanto representante de la unidad
nacional y garante de la Constitución, le es confiado” (Za-
grebelsky, et. al., 2020, p. 679). En contrapartida, la jefatura
de Gobierno tiene bajo su manejo la administración general
del país (concentra sus esfuerzos en el quehacer interno del
Estado).
Desde una óptica constitucional, esta forma de gobierno
sería la preferente para un Estado Constitucional debido a la
fragmentación funcional que acentúa los controles intra-or-
gánicos y enfatiza lo que podríamos denominar el “dogma
republicano” vertido por Montesquieu: “Para que no pueda
abusarse del poder es preciso que, por la disposición de las
cosas, el poder contenga al poder” (Monstesquieu, T. I., 1906,
p. 225-226).
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En corolario, en esta variante se perfilan dos distintas insti-
tuciones de gobierno de índole ejecutiva, un encargado de
desempeñar labores ceremoniales y otra de gestión pública del
Estado.
3. PERFIL PRESIDENCIAL DE MORALES: EVISMO
El 22 de enero de 2006, Morales asume el mando del órgano
ejecutivo en el país, comenzando un largo período que culmi-
naría bochornosamente en 2019. Las cualidades personales de
este personaje político fueron resaltadas por algunos medios
de comunicación, estimado como “el primer presidente indí-
gena de Bolivia” (France 24, 2019).
La aseveración resulta urticante, porque Andrés de Santa Cruz
tenía por madre a Juana Basilia Calahumana, descendiente di-
recta de los incas, lo que lo posicionaría como nuestro primer
presidente con sangre indígena.
Retornando de la digresión crítica realizada, Morales se gran-
jeó el apoyo popular de diversos sectores sociales, particu-
larmente de los grupos cocaleros del trópico de Cochabamba
y por un gran porcentaje de la clase media. Su condición so-
cioeconómica fue un factor favorable para que otras personas
se identificaran con él (campesinos en particular); después de
todo, la llegada a la presidencia de un hombre de este talante
era anómalo para la república.
Pero, por el desmedido afecto expresado por sus partidarios
y simpatizantes Bolivia volvió a incurrir en uno de los crasos
males que agobia a Iberoamérica: el culto al caudillo; este
fenómeno a criterio del profesor Néstor Pedro Sagüés es una
de las razones que generó la devaluación de los parlamentos
en la región (Sagüés, T. 2, 2017, p. 245). Emergiendo nueva-
mente un caudillo, podemos sostener que era inevitable que
germinase el “Evismo”.
Entonces, la afinidad partidaria de muchos correligionarios ya
no dependía del ideario que predicaba el movimiento social,
sino que se es parte de éste, en cuanto Morales lo lidere o ten-
ga protagonismo en él. Este defecto que suele presentarse en
los partidos políticos, absorción del partido por el líder, causa
indefectiblemente rupturas dentro las bases.
Obsérvese el tipo de presidente que este dignatario nos exhi-
bió, es el típico presidente fornido que no teme franquear las
normas constitucionales e influir en las decisiones de gobierno
de los otros órganos de poder. Esto quedó constatado cuando,
habiendo perdido el referéndum de 21 de febrero de 2016,
hizo genuflexionar para satisfacer sus pretensiones eleccio-
narias al que se supone es el máximum áncora de la Consti-
tución: El Tribunal Constitucional Plurinacional; corporación
que, en su SCP 0084/2017 de 28 de noviembre, fabricó un
pseudoderecho a la reelección indefinida tergiversando las
disposiciones de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos. El fallo referido sería criticado posteriormente por
diversos doctrinarios, entre ellos el profesor José Antonio
Rivera Santiváñez, quien lo acusó de “fraude y falseamien-
to constitucional y convencional” arguyendo que: a) el art.
26 de la Constitución y el 23 de la convención americana
no reconocen el derecho a ser elegido indefinidamente, b)
la Comisión de Venecia en su informe sobre los períodos
de mandatos de los presidentes niega el carácter de derecho
humano a la reelección, y c) el tribunal constitucional omite
intencionadamente pronunciamientos de la corte interameri-
cana que sostienen que las limitaciones electorales contenidas
en el segundo párrafo del art. 23 de la convención no son las
únicas restricciones que pueden existir en un Estado signatario
(Rivera, 2018).
Funestamente, es necesario recordar que esta no sería la
primera oportunidad donde la magistratura constitucional
demuestra su servilismo político.
Por las razones apuntadas el gobierno de Morales puede ser
catalogado como un caso de continuismo, que según el pro-
fesor Keith S. Rosenn se suscita cuando se: “permanece en el
poder haciendo manipulación constitucional, fraude o ambos”
(Rosenn, 2013, p. 188); y asimismo de neopresidencialismo,
que en la concepción del profesor Karl Loewenstein es:
[…] un régimen político en el cual, a través de de-
terminadas instituciones constitucionales, el jefe de
gobierno –el presidente– es superior en poder políti-
co a todos los otros órganos estatales. A ningún otro
órgano le está permitido elevarse a la categoría de
un detentador del poder auténtico capaz de competir
con el monopolio fáctico del presidente o controlarlo
(Loewenstein, 1979, p. 85).
4. PERFIL PRESIDENCIAL DE ARCE: ARCISMO
Cuando Arce es posesionado en la institución ejecutiva del
Estado, “El poder de los poderes en la América Latina” (Ca-
rrasco, T. III., 1920, p. 1), como lo llamaba el profesor José
Carrasco, empieza a difuminarse.
La personalidad de este presidente ha demostrado ser antípoda
a la de Morales, ya no es dable avizorar a aquel alto dignatario
inmiscuyéndose en los asuntos de gobierno del orbe institu-
cional restante (legislativo, judicial y electoral). Asimismo,
no cuenta con el liderazgo del partido o el afecto de las masas
que el expresidente ostentaba y aún conserva (aunque de
forma atenuada).
Otro rasgo que diferencia a Arce de su predecesor partidario
es su peculiar misantropía mediática, el 8 de enero de 2021
Gabriel Romano manifestaba al respecto que:
Algo que marca el estilo de Gobierno de Arce en
contraste con el exmandatario y jefe de su partido, Evo
Morales, es su discreto brillo mediático, puesto que
todavía no ha ofrecido ruedas de prensa, su aparición
en actos públicos ha sido solo la necesaria y el tiempo
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que emplea en sus discursos es mucho menor (Opi-
nión, 2021).
Esta idea es secundada por Lourdes Montero, quien opina que
el actual presidente es: “Es cauteloso en sus decisiones, en
sus discursos y, en general, tiene un perfil bajo en el espacio
público” (La Razón, 2021).
La situación configurada es inusual si consideramos el sistema
presidencial en general y la tradición presidencial de Bolivia
en particular. Nuestra Constitución dispone que el presidente
es Jefe de Gobierno, que a su vez entraña la jefatura de la
Administración general (preserva el orden, dirige la admi-
nistración pública y propone políticas de gobierno); Jefe de
Estado (conduce la política internacional y suscribe tratados
internacionales); Capitán General de las Fuerzas Armadas
(orquesta al ejército, fuerza área y fuerza naval); Jefe de la
Policía Nacional (encabeza a los agentes del orden), y Jefe del
Servicio Boliviano de Reforma Agraria (concesiona títulos
ejecutoriales sobre distribución y redistribución de tierras).
Por la cohorte de potestades identificadas el ejecutivo se ga-
lardona en ser el centro del poder en el sistema de gobierno
(Hernández, 2013, p. 259), siendo el centro de gravedad de la
acción ejecutiva el presidente (Vallès, 8va ed., 2007, p. 198).
Es curioso reflexionar la reforma de 2009, porque, habiendo
experimentado Bolivia una serie de mandatarios corrompidos
por el poder, no se proyectó un presidencialismo con recorte
de la batería competencial; nuestro país fue a contrapelo de la
reforma de 1994 de Argentina que instituyó al Jefe de Gabi-
nete de Ministros para frenillar el poder presidencial. Ergo, al
ser la propia Constitución el venero normativo de corrupción
del poder del presidente, nos corresponde plantearnos la nece-
sidad apremiante de sutilizar nuestro neo-presidencialismo.
La faz presentada por Arce es óptima para el equilibrio del
gran tablero gubernamental, al inhibirse de los asuntos de
política agonal y evitar acaparar los medios de comunicación,
estaría conteniendo en los marcos constitucionales al poder
que es más propenso al despotismo incluso en los sistemas
parlamentarios; v. gr., en 1965 bajo el mandato de Margaret
Thatcher, según el profesor Antonio Carlos Pereira Menaut,
Reino Unido experimentó una concentración del poder en el
primer ministro, insolidaridad social y recorte de libertades,
en palabras breves, parecía una comunidad política post-impe-
rial (Pereira, 1990, p. 449).
En conclusión, la forma en que Arce está conduciendo la
marcha del órgano ejecutivo entabla una línea distinta a la que
nos legó Morales, y esto tuvo como resultado que diversas
personas se arrimaran a él; por tanto, es posible avecinar la
presencia del arcismo.
Pese al elogio expresado, el sendero descrito realizó un viraje
negativo por medio de la “Comisión de Revisión de Casos
de Violación y Feminicidio”, presidida por la Ministra de la
Presidencia, que en los hechos implica una injerencia indebida
del ejecutivo al órgano judicial; esta instancia se formó por
incentivo del presidente ante los inquietantes casos de femini-
cidio que la prensa publicitó (Swissinfo, 2022). Sin embargo,
esta actitud indebida no es la primera, ya que el 30 de junio de
2021 destituyó a vocales del tribunal electoral departamental
de Pando, Beni y Santa Cruz mediante decretos presidencia-
les: 4534, 4529, y 4531; en enero del presente año procedió
con similar talante respecto al tribunal electoral departamental
de La Paz.
Este suceso desencadenó una ola de ofensas y persecuciones
a miembros del órgano judicial, actos que estimularon el pro-
nunciamiento de emergencia de la AMABOL (Asociación de
Magistrado de Bolivia) el 18 de febrero de 2022, que al tenor
declara en su punto 2:
Demandamos el inmediato cese de los ataques contra
nuestros colegas jueces, que se han convertido el blan-
co de humillaciones y ofensas, presentándolos mediáti-
camente cual si se trataran de delincuentes condenados,
sin considerar que se encuentran en investigación, sin
el mínimo respeto al debido proceso, al derecho a la
defensa y presunción de inocencia, generalizando a
todos los jueces como negligentes, sin que esto sea
evidente, desprestigiando la investidura de los jueces a
nivel nacional y la imagen del propio Órgano judicial,
bajo la indiferente mirada de nuestras autoridades que
se tiñe de complicidad, y que la historia recordará
como una de las más vergonzosas formas de utilizar
casos aislados para perseguir a jueces, olvidando que
en las decisiones emitidas por un juez se consideran las
actuaciones de las partes, abogados, Ministerio públi-
co, Policía, etc. (Opinión, 2022)
5. TENSIÓN GUBERNAMENTAL
La suma de los factores identificados, vigorosidad de Morales
y la inhibición de Arce, han modelado un escenario político
con abundantes rozamientos. Analicemos algunos:
5.1. Anuncio de la propuesta electoral y supeditación del
triunfo. Después de un arduo debate entre los dirigentes del
MAS-IPSP y del Pacto de Unidad, Morales anunció que la du-
pla para los comicios presidenciales estaría integrada por Arce
y Choquehuanca; este hecho parece superfluo a simple vista,
más, a criterio nuestro, con el comenzaba a reflejarse cierta
pretensión de subordinación o continuación de ésta (recorde-
mos que Arce fue ministro de Economía de Morales).
Transcurridos algunos meses, el expresidente, a tiempo de
criticar a un Ministro en ejercicio (al cual no identificó), con-
dicionó la posición del presidente a su gestión de gobierno:
“Que yo sepa, el pueblo ha votado para que siga la revolución
democrática y cultural, el pueblo ha vuelto a votar gracias por
los 14 años” (ANF, 2021).
5.2. Carencia de aproximación y etiqueta. A pesar de la
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intimidad entre estos dos políticos, Arce acompañó a Morales
desde su primera gestión (2006-2010). Mientras se efectuaba
el cómputo de los votos, el ahora presidente fue interrogado
sobre la posibilidad de que el expresidente formara parte del
órgano ejecutivo, pregunta a la que respondió a ultranza: “No,
no va a estar. No va a formar parte del ejecutivo, su papel,
[repitió una vez más], es como presidente del instrumento del
MAS”, también añadió que: “en el gobierno, yo tengo que de-
cir quién entra y quién no entra en el gobierno”. Después de la
conversión de exministro a presidente, el actual jefe de Estado
tampoco ha demostrado tener un relacionamiento patente con
el exdignatario. Esto lo observa Molina cuando sostiene que:
El presidente Arce, por ejemplo, no mencionó a Evo
Morales en su discurso de toma de posesión el 8 de
noviembre, dando lugar a especulaciones internas de
todo tipo. Tampoco asistió días después a la enorme
concentración en el aeropuerto de Chimoré que celebró
el retorno del exmandatario a ese lugar, enclavado en la
zona cocalera del país, un año después de que un avión
lo sacara de allí rumbo al exilio (El País, 2020).
Posteriormente, Arce forma un gabinete ajeno a la cúpula
ministerial de Morales, resaltando que para afrontar la crisis
que vive el Estado era necesario contar con “profesionales”
comprometidos con su pueblo. Esta desemejanza es palmaria
respecto al exgabinete de Morales, v. gr., durante su mandato
ocupaba la cartera de relaciones exteriores Rogelio Mayta,
quien no tenía experiencia alguna en el rubro diplomático.
Además de lo referido, el actual consejo de ministros no tiene
integrantes que hagan gala de su origen étnico por medio de
su vestimenta u otras actitudes.
Por lo apuntado, el sector de El Alto, una de las facciones
que mayor apoyo brindó al actual gobierno en 2019-2020, se
sintió marginado por no haber sido atendidas sus demandas:
disponer de tres o dos ministerios (Correo del sur, 2020).
La pugna entre los partidarios de este movimiento se avivó
cuando los cocaleros solicitaron al presidente que el 22 de
enero del año en curso se procedería a realizar un cambio de
ministros, en especial del Ministro de Gobierno, quien fue til-
dado por algunos como “pitita infiltrado de la derecha”. Estos
pedidos se difuminarían porque el presidente dictaminó, el
18 de enero, que no sustituiría a ningún ministro de su cargo
(Opinión, 2022).
Para enconar la tensión, sumamos la resistencia de Morales de
referirse a Arce como su presidente, con frecuencia lo deno-
mina “Lucho” o “hermano Lucho”, y la expresión k’ara que
en algunas conversaciones de sus correligionarios acompaña
al presidente, por no tener raíces indígenas (Opinión, 2020).
5.3. Desazón con el vicepresidente. Morales no solo parece
haber tenido falta de coordinación con Arce, sino también con
el Vicepresidente David Choquehuanca; en diversos discursos
y conversatorios, afines al MAS-IPSP con frecuencia sostie-
nen que el exdignatario fue el mejor presidente que tuvo Boli-
via, pero esta línea fue abandonada por Choquehuanca cuando
manifestó que el Mariscal Andrés de Santa Cruz: “sin duda
ha sido el mejor presidente que hemos tenido los bolivianos”
(Erbol, 2020).
5.4. Reyertas partidarias: “El Dedazo”. Los pugilatos que
se suscitaron en diversos congresos del MAS-IPSP para la
elección de mesas directivas y otras cuestiones afloraron; una
de las razones fue el famoso arbitrio de Morales expresado en
su dedazo, v. gr., en el Departamento de Cochabamba hubo
protestas entre sus partidarios por la designación de candida-
tos a gobernador y alcalde de Humberto Sánchez y Nelson
Cox respectivamente (Página siete, 2020); en El Alto se
exhibieron análogos sentimientos por haberse relegado a Eva
Copa (Erbol, 2020).
¿Cuál fue la respuesta al dedazo? El sillazo proporcionado al
jefazo al son de “fuera” y “renovación” (Opinión, 2020).
A pesar del golpe esta situación aún aflige a los partidarios de
este movimiento, la dirección departamental del MAS-IPSP
del Beni y Santa Cruz desconocieron la dirigencia de Morales,
y remitieron misivas el 8 de marzo y el 11 de marzo respec-
tivamente al Tribunal Supremo Electoral para que convoque
a un nuevo congreso para la elección de una nueva directiva
(Opinión, 2022), no obstante como el expresidente sigue al
mando del partido se vislumbra que el órgano electoral tornó
nugatorios los objetivos de las peticiones.
7. PRESIDENCIALISMO ESPERPÉNTICO: A PROPÓ-
SITO DE UNA PRÁCTICA MATERIAL DEL PARLA-
MENTARISMO
7.1. Un trono estrecho
El expresidente Morales renunció a su cargo el 10 de no-
viembre de 2019 tras 13 años, nueve meses y 18 días en la
presidencia. El largo período de funciones provocó que este
político afirmara hondas raíces en el departamento del órgano
ejecutivo, vínculos que se empecinó en mantener aun care-
ciendo de la competencia.
La indebida y criticada intromisión de Morales en los asuntos
gubernamentales fue un fenómeno diáfano, y los reproches
no tardaron en expresarse; el alcalde Iván Arias manifestó que
el expresidente debería dejar “que el presidente (Luis) Arce
gobierne, que no le esté dando directrices”, y que era sufi-
ciente “de seguir tomando a Evo Morales como un referente,
hay que tomar de referente al presidente (Luis Arce), hay un
presidente y un vicepresidente, hay un nuevo gobierno que
debe decir su palabra” (ANF, 2021).
La popularidad de Morales ha mermado, pero conserva el
afecto de grandes sectores sociales que se visualizan en su
persona, a pesar de ya no pertenecer a la cúpula gubernamen-
tal. Esto fue explicado por Molina:
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A lo largo la historia boliviana, la desaparición política
de un caudillo importante ha generado coyunturas de
dispersión del poder, fragmentación social y disputas
caóticas para determinar la forma en que aquel sería
sustituido. El elemento singular de este momento
reside en que Morales no ha desaparecido del panora-
ma político. Todo lo contrario. Aunque las encuestas
de popularidad lo ponen por detrás de Arce y del
vicepresidente David Choquehuanca en adhesiones, la
masiva y épica marcha que organizó hace poco mostró
que sigue teniendo una fuerza política que no se puede
menospreciar. Además, posee el control del partido
de gobierno, lo que puede ser definitivo a la hora de
definir el candidato para la elección de 2025 (Nueva
sociedad, 2021).
Para constatar el apoyo político a Morales es menester recor-
dar que “La Marcha por la Patria” encabezada y orquestada
por este fue apoyada por la COB (Central Obrera Boliviana),
el Pacto de Unidad, la Confederación Nacional de Mujeres
Campesinas Indígenas Originarias-Bartolina Sisa, la Confede-
ración Sindical de Comunidades Interculturales Originarias, la
Federación de Cooperativas Mineras, y otras organizaciones
sociales (Prensa Latina, 2021).
Entonces, en la futura elección presidencial del 2025, si
Arce pretende repostularse es probable que la división en el
MAS-IPSP, que entraña a los evistas y arcistas, se agudice.
La situación descrita se exacerba si no omitimos, como refiere
el Dr. Vladimir Torrez, la presencia del Vicepresidente David
Choquehuanca: “Es cierto, el caudillismo es un problema
hemisférico, pero también boliviano. […] En la actualidad
el MAS experimenta un enfrentamiento interno de caudillos
(Morales, Arce, Choquehunca)” (V. R. Torrez Monasterios,
comunicación personal, 7 de marzo de 2022).
Obsérvese como la figura de Morales no parece una mera
sombra del poder, en especial si consideramos su famoso
dedazo; su sola presencia en Bolivia ha generado tensión y
ha promovido que se tilde al gobierno de Arce de no hegemó-
nico. Pero su influjo no se limita al ámbito nacional, incluso
viajó a Perú para asistir al juramento de su nuevo presidente
(quien lo recibió muy a gusto), y debe resaltarse que una de
las tres incursiones ha dicho país la hizo bajo el cargo de
diplomático. Tal situación fue denunciada en su momento por
la diputada Luciana Campero.
Si la injerencia de Morales despertaba desasosiego a nivel
nacional, a nivel internacional la situación es más polémica.
La Comisión de Relaciones Exteriores del Congreso peruano
declaró persona no grata al exmandatario: “por su negativo
activismo político en el Perú y su evidente injerencia e intro-
misión en la agenda política, social y económica del gobier-
no del Perú, en claro perjuicio de los intereses del pueblo
peruano” (Gestión, 2021). Además, esta instancia exhortó a
las autoridades competentes para impedir su acceso a territo-
rio peruano.
Es comprensiva la determinación de esta instancia, el expre-
sidente parece tener unas estrechas relaciones con Castillo
a tal grado que este planteó, en una entrevista de la CNN,
la posibilidad de consultar al pueblo peruano para dar un
acceso marítimo a Bolivia. La ola de críticas, acompañadas
de epítetos de traidor y peticiones de renuncia, no demoraron,
verbigracia, el colectivo “Ciudadanos por la democracia”
manifestó su preocupación por el atentado contra la soberanía
por parte de Morales.
Este paisaje internacional espinoso no se circunscribe a Perú,
en Chile también se percibe inquietud y desconfianza. El
Líbero redactó un artículo y propaló su alerta sobre “La inicia-
tiva plurinacional de Evo Morales que podría desmembrar
Chile y conseguir mar para Bolivia”; este medio arguye que
Morales habría promovido la erección de RUNASUR, organi-
zación fundamentada en la tesis de la plurinacionalidad, como
una vía para poder conseguir mar a Bolivia (El Líbero, 2022).
Según el profesor Fernando Wilson, Morales pretendería:
Redibujar el mapa geográfico de América Latina sobre
la base de la etnia y pueblos ancestrales, entonces, en
ese sentido, lo que él quiere es definir un mapa que
incorpore a todo el pueblo aymara, y dentro de ese
pueblo aymara, conseguir para Bolivia una salida al
mar (El Líbero, 2022).
La sospecha de analistas políticos chilenos no es de menos-
preciar, si relacionamos sus acusaciones con la aprobación de
Chile como Estado regional, plurinacional, e intercultural, por
112 votos a favor en la convención constitucional de dicho
país. Con base en lo mencionado, es pertinente reflexionar las
palabras que el exsenador Oscar Ortiz mencionó cuando Mo-
rales retornó al país después de un largo exilio: “Evo Morales
no ha vuelto para formar líderes, sino para ser el poder detrás
del trono”.
Algunos podrían juzgar de desorbitada la opinión trascrita,
pero esta cobra sustantividad cuando, además de lo regis-
trado, analizamos los siguientes hechos: Los empresarios
agropecuarios de Santa Cruz acudieron a él para que interceda
con el presidente sobre la exportación de carne y el uso de
transgénicos (la reunión fue en Chapare y difundida en redes
sociales por el exdignatario); la política de vendetta contra el
régimen anterior (Añez y allegados); funge como canciller,
ya que fue quien respondió a la resolución del parlamento
europeo que solicitó la liberación de la expresidente (aprove-
chando la oportunidad para acusarlos de colonialismo), y no
así el presidente o el ministro del ramo; en esa línea, se reunió
con el canciller de Venezuela; participa en actos ceremoniales
de posesión de cargos públicos, como del alcalde de Oruro,
evento donde sin tener mandato alguno ocupó el mismo lugar
adscrito al tribunal departamental, asimismo, concurrió a la
posesión simbólica del gobernador de Potosí, y otras activida-
des de similar índole; coordina reuniones con autoridades de
diversa jerarquía; e influye en la asignación de cargos relevan-
tes: Cinco exministros ya fueron designados como embajado-
22 · Con-Sciencias Sociales, 14(26), enero-junio 2022
res (Página siete, 2021).
Por las amplias libertades de dirección política que posee
Morales en el actual gobierno, es que manifestamos concor-
dar con la estimación que el diario Página siete emitió el 6 de
mayo de 2021: “El expresidente Evo Morales no es el poder
detrás del trono, es el poder delante del trono porque lo ejerce
a vista y paciencia del presidente Luis Arce y de todos quienes
votaron por el actual mandatario” (Página siete, 2021).
En corolario, Morales tiene una posición política nuclear que
gravita en las autoridades del gobierno de turno, y por ende
influye en sus decisiones; es patente avizorar que el desarrai-
garse del poder no es una opción alentadora para este sujeto.
Para afianzar lo argumentado no podía faltar la opinión del
“intelectual” del MAS-IPSP, aquel personaje que leyó más
de 25.000 libros y cuyas 70.000.000 de neuronas atemorizan
a los opositores del país, el exvicepresidente Álvaro García
Linera, que confirma la tesis de que Morales es el poder en el
trono:
No ha sido fácil encontrar una convivencia entre estas
fuerzas. Fue complicado y por prueba y error. A veces
[hay] desencuentros, a veces Evo piensa que todavía
puede actuar como presidente cuando ya no lo es. A
veces el presidente Luis Arce tomando ciertas deci-
siones sin haber acordado o consultado previamente
con el líder de las organizaciones sociales (El Deber,
2022).
7.2. DESCRIPCIÓN ESPERPÉNTICA
Con base al recorrido efectuado es posible elaborar el
siguiente cuadro de distinciones entre un órgano ejecutivo
del sistema parlamentario y uno del presidencial, el cual nos
será de utilidad en el presente subcapítulo para avalar lo que
bautizamos como presidencialismo esperpéntico.
Cuadro 1: Desemejanzas entre presidentes
Al iniciar la lectura, es probable que el epígrafe de este tra-
bajo haya generado trepidación, porque Bolivia ha asumido
desde sus primordios como Estado independiente la forma
de gobierno presidencialista propenso al desborde de sus
potestades. Sobre este punto, no hay mejor ejemplo del poder
presidencial despótico que el expresado por Mariano Melgare-
jo contra la Constitución:
Sepa el doctor que acaba de hablar y sepan todos los
honorables señores diputados, que la Constitución de
1861, que era muy buena, me la metí en este bolsillo
(señalando el bolsillo izquierdo de su pantalón), y la
de 1868, que es mejor según estos doctores, ya me la
he metido en este otro (señalando el derecho), ¡y que
nadie gobierna en Bolivia más que yo! [...] (Arguedas,
T. V, 1991, p. 174-175).
El perfil presidencial delineado parece haberse desdibujado en
nuestro horizonte político, el actual mandatario ha mostrado
un carácter anómalo a la tradición presidencial boliviana, el
cual no es negativo. Existen muchas razones para que acaezca
este fenómeno, pero una de las más decisivas es la presencia
de un actor político de notable envergadura, el expresidente.
Por tanto, orientado por el género literario esperpéntico,
concluimos que por la ilegítima intromisión de Morales en el
gobierno de Arce Bolivia habría experimentado cierta práctica
parlamentaria: Siendo Arce una especie de primer ministro y
Morales el presidente; justifiquemos esta posición observando
el desempeño de este último.
Primero, el expresidente desempeña funciones de carácter di-
plomático: Asistió a la posesión presidencial de Pedro Castillo
(Perú), y fue vocero material del Estado al haber respondido
mediante misiva al parlamento europeo. Además, es quien
estimula la configuración de una RUNASUR, instancia que
tendría por telos: “unir a los movimientos sociales —sea indí-
genas, obreros, de la clase media y magisterios— con profe-
ISSN 2074-0700 / e-ISSN 2788-8452 · 23
sionales intelectuales y la meta es luchar para una verdadera
liberación de toda América plurinacional de los pueblos para
los pueblos” (Mercosur abc, 2021).
Segundo, por la actividad mediadora: Morales se ha converti-
do en un canal idóneo para transmitir con mayor prontitud las
exigencias sociales (caso de los empresarios agropecuarios de
Santa Cruz).
Tercero, es un símbolo de identidad social que puede congre-
gar a un notable grupo de ciudadanos: El arraigo del evismo
era inexorable en más de 13 años de mandato, por lo que no es
complejo para su persona organizar congregaciones masivas.
A este punto, es pertinente agregar que en diversas alcaldías
o recintos públicos es dable encontrar su fotografía junto –o
quizás con mayor protagonismo– a la del libertador Bolívar o
Sucre.
Cuarto (y último), influencia para la selección de autoridades:
Cinco miembros del antiguo gabinete ministerial del exdigna-
tario ocupan cargos públicos relevantes.
Se vislumbra por consiguiente que Morales habría realiza-
do una gama de funciones que un presidente ejecuta en un
parlamentarismo: Potestad de representación internacional,
vehículo de coordinación y mediación entre órganos de poder,
y de estos con organizaciones sociales, e influjo en la designa-
ción de cargos.
¿Y Arce?, el presidente junto con sus ministros habría
desarrollado la administración general del Estado, lo que lo
caracterizaría más como un primer ministro.
La situación era aún más irregular si recordamos que en un
sistema parlamentario es el premier quien destaca social y me-
diáticamente, y no así el presidente, v. gr., En Israel durante
el largo mandato del primer ministro Benjamín Netanyahu,
pocos conocían al presidente Reuven Rivlin. En Bolivia era
Morales quien tenía el estrellato.
En fin, con base al escenario político descrito y siguiendo un
punto de vista irónico, considero que el profesor José Ca-
rrasco habría estado contento, por cuanto a criterio suyo la
experiencia política nos sugería que el modelo gubernamental
que Bolivia debía adoptar era el parlamentarismo (Carrasco,
T. III., 1920, p. 132 y 517).
8. BALANCE FINAL
Entre enero y febrero de 2022 el escenario político empieza
a enderezarse. La participación de Morales ha menguado en
comparación con el primer año de gobierno de Arce, quizás
esto se deba a que su círculo más cercano le hizo comprender
que el trono ya no es suyo (p. ej., el exvicepresidente García
Linera). En cuanto al presidente, de forma individual aún
mantiene una postura ajena a los medios y la política agonal
en el país; no obstante, con la invasión del ejecutivo en la
esfera judicial, a partir de la institución de la Comisión de
revisión de casos de violación y feminicidio encabezada por
la ministra de la presidencia, y los decretos 4640 y 4641 que
subrepticiamente dispusieron la inoculación forzosa contra el
Covid-19, empezamos a presenciar el surgimiento del peculiar
presidente boliviano.
El comportamiento exhibido nos permite formular el siguiente
enunciado hortativo: existe una serie de postulados funda-
mentales configuradores que Bolivia abrigó desde su período
constitucional fragmentario, dos de ellos son la Democracia
y la República (Cruz, 2021, p. 120). Estos dos principios, que
entrañan la división de funciones, exigen una ciudadanía celo-
sa que monitoree de forma permanente el ejercicio del poder
en provecho de la libertad, particularmente de aquellos pro-
pensos a la tiranía (el Presidente); de la parénesis efectuada y
la sociedad que concebimos es dable concluir que juzgamos
pertinente que Bolivia asuma el modelo de Democracia Moni-
torizada, engranaje complementario idóneo a nuestra Demo-
cracia Constitucional y Democracia Participativa, pergeñado
por el profesor John Keane (Keane, 2018, p. 587-861) que
promueve la intervención ciudadana en asuntos de gobierno y
estimula la erección de roques de monitoreo para impedir que
la dinámica del poder (ora político, ora jurídico, ora social)
torne despótico.
Ergo, conservar una democracia y una república no es una
hacedera tarea, como exhorta el profesor Según V. Linares
Quintana:
La República, como la libertad, que es esencia de
ella, nunca se adquieren en forma definitiva, sino que
deben ser ganadas día por día, hora por hora, minuto
por minuto, en una contienda constante, por la acción
ininterrumpida de los ciudadanos, mediante el leal y
efectivo cumplimiento de sus deberes, para hacerse
merecedores al goce pleno de sus derechos. (Linares,
2da ed., T. VIII, p. 392)
9. CONCLUSIONES
Antes de culminar el presente trabajo es menester expresar mi
agradecimiento al Dr. Vladimir Roger Torrez Monasterios por
la revisión y comentarios al mismo.
La prospección normativo-empírico realizado, orientado
por el género esperpéntico y en parte satírico, tuvo por telos
describir la disfuncional operativización del presidencialis-
mo (o quizás neo-presidencialismo) contemplado en nuestra
Constitución, a partir de una etopeya del presidente Arce y el
expresidente Morales.
Durante el primer el año de mandato de Arce el analista político o
constitucional podría haberse cuestionado: ¿Dónde quedó nuestro
poder de poderes?, ¿el “Señor Presidente”?; la interrogante no
es impertinente, hemos demostrado que el perfil presidencial del
actual dignatario es anómalo a nuestra historia política.
24 · Con-Sciencias Sociales, 14(26), enero-junio 2022
Pero, mientras el presidente mantenía un cabizbajo político y
una misantropía mediática, inmediatamente Morales retor-
nó al país tras su huida comenzó a expandir sus raíces de
influencia en todo el Estado. La tensión o pugna de poderes se
avecinaba.
Los roces e incoordinación entre el Jefe de Estado y el Jefe
del partido político del MAS-IPSP produjeron rupturas, el pu-
gilato entre arcistas y evistas podría ocasionar en un futuro la
implosión del partido, en los futuros comicios presidenciales
de 2025, por ejemplo.
Por esta colisión y resistencia de poderes, dos grandes actores
han cohabitado en la arena política, y considerando la dinámi-
ca funcional de Morales y el escaso protagonismo de Arce es
que planteamos el denominado presidencialismo esperpénti-
co. Esta forma de presidencialismo se suscitó a causa de que
el presidente en ejercicio no pudo opacar y relegar al expre-
sidente del ámbito sociopolítico. La Categoría conceptual
formulada la perfilamos en función de la interacción entre el
presidente en ejercicio y el ahora jefe de partido del MAS-
IPSP, lo que no obsta a que pueda ser esgrimida en escenarios
gubernamentales pretéritos o del porvenir.
La variante desfigurada advertida tiene cierto paralelismo con
la práctica parlamentaria respecto al órgano ejecutivo: Arce
habría sido nuestro primer ministro o jefe de gobierno, y Mo-
rales nuestro presidente o jefe de Estado. A causa de este esce-
nario político irregular correspondería cuestionarnos: ¿El pre-
sidencialismo esperpéntico o parlamentarismo de facto generó
fisuras o entorpeció el fortalecimiento de la democracia por
carecer de legalidad y legitimidad? Para sorpresa de algunos
la respuesta es doble, sí y no. Sí porque el sistema de gobierno
sancionado en nuestra Constitución, por referéndum de 25 de
enero de 2009, no contempla a un agente ajeno –Morales– al
órgano ejecutivo que desplace al presidente en algunas de sus
labores como jefe de Estado; no, en cuanto el perfil de Arce
es la excepción a la regla del carácter de los presidentes en la
historia boliviana, que consistía en la concentración del poder
e intromisión en el resto de los departamentos del gobierno.
Esta anormalidad gubernamental es posible avistarla en el
primer año de gobierno del presidente, pero ahora (febrero de
2022), cada personaje parece haber comprendido el rol que les
corresponde.
Parénesis. Que la situación haya retornado parcialmente a su
cauce normal no es señal para cesar en el escrutinio público;
por imperativo de los principios democrático y republicano,
sobre los ciudadanos yace la labor de eterna y fatigosa moni-
torización del poder político (y de cualquier otra índole) que
torne despótico.
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